La democracia en Estados Unidos

14 de Mayo de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

La democracia en Estados Unidos

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1. La prueba suprema de la democracia es que las elecciones se realicen con regularidad periódica, en libertad para los ciudadanos y equidad para los competidores. Irónicamente, conforme al principio de certeza, también lo es que los contendientes acepten los resultados y que existan medios legales para dirimir las controversias. Ello es lo que permite resistir los embates del totalitarismo o el voluntarismo, que de tanto en tanto arremeten contra la reciedumbre institucional. En 1933, la joven República de Weimar sucumbió ante el empuje del partido nacional socialista de Hitler, quien al arribar al poder pronto suprimiría todo vestigio democrático, concentrando los poderes en el más ominoso totalitarismo de que se tenga memoria. Las instituciones no resistieron, fallaron los contrapesos y la voluntad de todos fue suprimida por la voluntad y locura de uno solo, con los resultados aviesos conocidos.

2. En las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 y 2020, las instituciones democráticas han estado a prueba, sometidas al embate de otro voluntarismo, el del populismo de derechas enarbolado por los republicanos según Trump, dispuestos a erosionar y suprimir los contrapesos que hacen funcionar a la democracia. En 2016 logró suplantar la realidad con el hábil manejo de la posverdad, inoculada en las novedosas redes sociales electrónicas, en donde lo alternativo suele sustituir los hechos y datos a golpe de manipulación y medias verdades, aquello conocido como las fake news o noticias falsas. Hábil maestro del Twiter, Trump logró manipular las votaciones para obtener la mayoría de votos electorales ante Hillary Clinton, apoyado en una abierta injerencia de ciberpiratas extranjeros, tal como fuera evidente en la trama de la conexión rusa.

3. Es así como arribó a la Presidencia y emprendió un choque frontal contra los demócratas, quienes fueron mayoría en la Casa de Representantes, primer contrapeso al poder despótico intentado desde la Casa Blanca. La situación de “gobierno dividido” es lo que impidió a Trump implantar las políticas de odio con las que Hitler destruyera en su tiempo la joven democracia alemana. El no haber subordinado al Legislativo le tuvo a raya, si bien con medidas ejecutivas realizó atrocidades migratorias, desvió recursos de los gastos de defensa para el oprobioso muro fronterizo, impuso aranceles arbitrarios a sus socios comerciales, Canadá y México, obtuvo un acuerdo comercial trilateral desventajoso e hizo del comercio mundial el terreno de la desconfianza y la arbitrariedad, para retornar al comercio controlado.

4. Otro contrapeso le contuvo, el del Poder Judicial. Sucesivamente, desde los juzgados de distrito, las cortes estatales y en la Corte Suprema, los jueces emitieron resoluciones contrarias a los propósitos despóticos, contrariando la supresión del DACA para jóvenes indocumentados nacidos en Estados Unidos, el confinamiento en jaulas y la separación de menores de sus padres en las fronteras, el abandono del acuerdo de París y los compromisos de descarbonización, al que se apegaron Estados y ciudades gobernadas por demócratas, haciendo del gobierno local otro contrapeso contra la arbitrariedad. Como si lo hubiera narrado Alexis de Tocqueville en su célebre estudio sobre La democracia en América hace 185 años.

5. Finalmente, el intento de Trump por desconocer los resultados fue desechado por los tribunales estatales y en la Corte Suprema, con lo que los Colegios Electorales hicieron el refrendo. Es definitivo: 75 millones de votos para Trump, que son 232 votos electorales, frente a 82 millones para Biden, significando 302. No obstante, los republicanos según Trump, habrán de ser compañeros de viaje incómodos con una mayoría tácita en el Senado, una Corte Suprema conservadora y en numerosos estados, siendo ahora ellos el contrapeso necesario para que la democracia funcione.

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