A pesar del silencio de las autoridades de Salud, la quinta ola de casos positivos por coronavirus se mantiene en incremento a lo largo del país, y se encamina a superar algunos registros históricos de otros picos de la pandemia, lo que demuestra la peligrosidad de las nuevas subvariantes de Ómicron.
Estimaciones elaboradas con los datos oficiales revelan que la positividad de este último brote de contagios será superior al de cualquier otra ola de la pandemia en México, y podría superar los 70 puntos durante esta semana y alcanzar un máximo de 76 positivos por cada 100 pruebas que se realicen en el país, una cifra crítica, según los estándares de vigilancia epidemiológica internacionales.
La base de datos de la Dirección General de Epidemiología (DGE) también muestra que los aumentos estatales de casos positivos ya no son tan rápidos como en la última quincena, pero se mantienen en un ritmo por encima de las 100 mil notificaciones semanales, un panorama que podría empeorar con la expansión de la subvariante BA.5 en todo el país.
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De hecho, como era de esperarse desde hace algunas semanas BA.5 ya es la dominante en México al ser detectada en 41.28% de todas las muestra secuenciadas durante la última quincena de junio, esto quiere decir que cuatro de cada 10 casos confirmados en el país en ese periodo se atribuyen a esta variante.
El crecimiento de esta variante es notable, pues al 13 de junio ocupaba el segundo lugar, con el 21.7% de las muestras, mientras que el sublinaje dominante momento era BA.2.12.1 con una presencia de 30.74%, la cual bajó 18.35% en tan solo una quincena.
Un reporte de diversas instituciones de investigación de Australia atribuye el dominio de BA.5 no sólo a su conocida propiedad de escape inmunitario, que es aún mayor que otros sublinajes, sino también a una propiedad conocida como infectividad mejorada, que podría posicionar a este variante en una generación nueva.
Esto significa que BA.5 tiene una capacidad mucho mejor para ingresar a las células humanas y que, por lo tanto, hay más copias del virus. De acuerdo con Eric Topol, del Instituto Scribbs esto permirtiría explicar los “informes anecdóticos” sobre períodos muy largos, a menudo superiores a 10 días, para que las personas infectadas den negativo en las pruebas.
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