Día de Reyes

15 de Junio de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Día de Reyes

js zolliker

Se llama Eleuterio Manrique y casi no durmió porque tenía que recibir a los Reyes Magos de sus hijos pequeños y luego salir al trabajo donde su turno comienza muy temprano.

Con el vaho saliendo de su boca, se dirigió a la esquina a comprar un atole caliente y a esperar el transporte público. Con la espesura de la bebida, confía que se le pase el frío y le aguante el hambre hasta mediodía, cuando menos. Anda muy corto de dinero y comer tres veces en la jornada, se le ha vuelto una tarea muy complicada.

Tiene treinta y tres años y aunque se sabe joven, reconoce que nunca había vivido una crisis como la actual. Tuvo que pedir prestado para comprar algunos pequeños obsequios y con cada vez más frecuencia, tiene que pedir ayuda para los gastos extraordinarios, como los útiles escolares o cuando alguno de su familia enferma.

Lo que más molesto lo tiene, es que, de forma gradual pero notable, ha disminuido mucho su calidad de vida. No alcanza ni para la comida básica, la inflación está enseñándole ya los colmillos filosos y detesta tener que darle de cenar sopas instantáneas a sus chamacos. La ciudad está cada vez más insegura, la última semana de diciembre lo asaltaron en el transporte, los parques públicos se han vuelto territorio de pandillas y ayer, se abrieron las puertas del metro sobre la marcha; antes nadie cayó al vacío y murió.

Las noticias del día no son favorables tampoco. En la radio de la micro escucha que el déficit de México ha crecido por encima de lo normal, o sea que el país está endeudándose y está consumiendo más cosas extranjeras que nacionales, dijo la analista. El compa que viene sentado al lado, se la ha pasado reproduciendo videos de redes sociales sobre las balaceras de la captura de Ovidio y cómo hay niños armados que quieren salir a dispararle al ejército. Unos por ahí, hablan del nerviosismo que causa la visita del presidente Biden a México, que eso fue un regalo, o que se lo exigieron.

Ya está harto de malas noticias y no son ni las seis de la mañana. Tiene la certeza de que lo único bueno de su día será que pudo despertar a sus hijos y verles la emoción en sus caritas al abrir su regalo. No hubo más que para uno para cada uno, pero ellos nunca se quejan y siempre ven las cosas con mucha sorpresa y alegría. Le gustaría poder haberles dado varios, cumplirles al menos un par de los que pidieron en sus cartitas, pero este año no se puede y las condiciones no parecen mejorar con la recesión mundial. A ver si al menos México aprovecha la desaceleración y los problemas en China.

Eso sí, no pueden decirle a Eleuterio que no se esfuerza. Al menos, tiene varios trabajos que le permiten sobrellevar la mayoría de los gastos, incluyendo la renta. Por la mañana, labora de tornero (oficio que le enseñó uno de sus padrastros) y por las noches es vigilante de un edificio de departamentos en Coyoacán. A veces, los fines de semana, sale a revender fruta o hace algunos arreglos de carpintería. No es que sea gastalón o jugador o borracho. Ni son falta de ganas. Más bien, las condiciones son distintas. A su edad, su padre ya había sacado una hipoteca para un pequeño departamentito que pagó con su sueldo de repartidor de pan de caja. Él, no ha tenido esas oportunidades. Y tiene la certeza de que, con este gobierno, será cada día más difícil pues todos los indicadores parecen que han vuelto a estar como hace cuatro décadas. Tiene miedo de que la suya sea una generación completamente perdida, sin avances. Cómo extraña ser niño en día de reyes, cuando esas cosas no lo preocupaban. Necesita relajarse para no ponerse a llorar. Se pondría sus audífonos para escuchar música o uno de esos podcasts educativos, pero se los robaron.

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