Para que el dinero le alcance a este gobierno y mantener a flote los programas sociales, el presidente Andrés Manuel López Obrador, junto con su secretario de hacienda, Arturo Herrera, calcularon una reducción de 75% en algunos de los gastos de cada dependencia; sin percatarse que para algunas este monto representa un golpe mortal, porque 60% de sus empleados cobran como eventuales.
Dicen los muy bien enterados que la decisión se adoptó sin tener una prospectiva estratégica sobre el impacto que tendrá en la operación de cada dependencia. Por ejemplo, el terremoto de este miércoles evidenció el riesgo de la austeridad, porque no hay dinero para el mantenimiento y expansión de la Red Sísmica Nacional; así como para el reforzamiento de las redes acelerométricas de las ciudades, para crear normas de construcción acordes a las características de las ciudades.