¿Gasto = ingreso?

26 de Abril de 2024

Enrique Del Val
Enrique Del Val

¿Gasto = ingreso?

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Los economistas no nos ponemos de acuerdo sobre qué está pasando en la economía mundial y en la de nuestro país. Hay quienes dicen que estamos a punto de entrar en otra recesión. La revista inglesa The Economist expresa en uno de sus últimos números que es cuestión de tiempo para que ésa llegue, y algunos más pensamos que el problema radica en que a pesar de varios signos, como que el crecimiento de la deuda externa de Estados Unidos equivale al 100 por ciento de su Productos Interno Bruto y en algunos países de Europa rebasa dicha cifra, el aumento a las tasas de interés va a provocar que los pagos que tienen que hacer los países sean mayores y originarán depreciaciones de sus monedas. Todo anterior es cierto, pero el origen de ello es que muchos Estados todavía no han salido de la terrible recesión habida hace 10 años. Afortunadamente, nuestro país no sufrió tanto en las cifras denominadas “macro” pero en la realidad la pobreza y la situación de las clases medias empeoró, lo que sin duda contribuyó al resultado electoral que vimos el pasado julio. Desde ese mes hemos estado oyendo y leyendo las ofertas y compromisos que el Presidente electo está anunciando, confirmando y modificando. Algunas de ellas están causando gran polémica entre la población. Mientras esto ocurre, en la economía pasan cosas que apuntan a un enrarecimiento del futuro, a pesar de los buenos deseos del próximo gobierno. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), acaba de anunciar que nuestro país crecerá tan solo 2.2 por ciento este año y 2.3 el próximo, ubicándonos en el lugar número 12 de nuestra región. Este dato es la confirmación del pobre resultado de los seis años del gobierno actual, cuyo promedio anual del PIB fue de 2.1 por ciento, con los efectos que ya sabemos. Además, ahora parece que se está saliendo de cauce la inflación; de septiembre del año pasado a septiembre de éste la pérdida de poder adquisitivo fue del cinco por ciento gracias, fundamentalmente, al incremento de precios de algunos productos básicos y de los energéticos. Lo anterior provoca que la pobreza crezca de nuevo. Ya hemos leído las preocupaciones del Gobernador del Banco de México, en donde manifiesta lo difícil que se está tornando controlar la inflación y a la vez evitar frenar el crecimiento económico. La fijación del salario mínimo será determinante, no solo para las personas que lo reciben sino que marcará la ruta del nuevo gobierno en la materia. Con estos antecedentes, agravados ahora por la terrible crisis humanitaria que vamos a vivir a raíz de la caravana de nuestros hermanos hondureños, pareciera que se vuelve cada día más difícil el cumplimento de varios de los compromisos del Presidente electo, más aún si tomamos en cuenta que ha declarado que “no vamos a gastar más de lo que ingrese”. Consideremos que en el rubro de ingresos impactarán algunos de los compromisos, como el de que se van a bajar los impuestos en la frontera norte o el anuncio de la designada Secretaria de Energía de que están evaluando eliminar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), mismo que representa 250 mil millones de pesos anuales. Entonces por un lado, el gobierno está proponiendo recibir menos dinero, incluso ya se dijo que no van a aumentar los impuestos y que van a suspender la auditorías por varios meses y, por el otro, se anuncian grandes obras: el Tren Maya, las refinerías, cien universidades y empleos para millones de compatriotas. La verdad de todo la veremos en el próximo mes de diciembre, con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos que tienen que ser aprobados por el Congreso. Pero hasta ahora el futuro Secretario de Hacienda y Crédito Público no ha dicho nada, lo cual deja más dudas que certezas sobre lo que se está ofreciendo y su real cumplimiento.