Pandemia de hambre

14 de Mayo de 2024

Enrique Del Val
Enrique Del Val

Pandemia de hambre

enrique del val

Seguimos oyendo y leyendo en los medios de comunicación los efectos terribles de la pandemia, con cifras hasta hoy crecientes de infectados y muertos en todo el mundo y en nuestro país, donde estamos a la espera de que la famosa curva comience a aplanarse.

A esta pandemia se le ha juntado la económica. Los países están tratando de ver cómo resuelven la reanimación de las actividades y, sobre todo, lograr que los millones de desempleados puedan regresar a sus trabajos o en última instancia, encuentren otro que les permita percibir ingresos. Tan sólo en Estados Unidos los desempleados ya rebasan los 33 millones.

Lamentablemente, al lado de estas pandemias viene en camino otra que significará también, como la Covid-19, la posibilidad de morir. Me refiero a la alimentación, que sin duda es el principal derecho humano, el que nos da la posibilidad de sobrevivir.

La situación es tan grave en muchos países que el responsable máximo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en una declaración ante el Consejo de Seguridad a finales del mes pasado manifestó que se está al borde de una pandemia de hambre, pues antes de que el coronavirus se convirtiera en un problema ya se preveía que el PMA se enfrentaría a la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.

Los datos que proporcionó a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU son alarmantes: que hay 821 millones de personas que se acuestan con hambre todos los días y otros 135 millones están enfrentando niveles de inseguridad alimentaria altos, o sea, se encuentran al borde de la inanición.

Según sus cálculos, como consecuencia de la pandemia de Covid-19, 130 millones de personas más estarán al borde de la misma, es decir, a finales de este fatídico año habrá 265 millones de personas pasando hambre crónica en el mundo, en regiones muy localizadas hasta ahora.

También mostró su preocupación por los 1,600 millones de niños, niñas y jóvenes que han dejado de asistir a clases ya que, según información del PMA, 370 millones de ellos recibían comidas nutritivas en la escuela y ahora han dejado de hacerlo; en la mayoría de los casos se trataba de su principal alimento, como es el caso de México con las escuelas de tiempo completo. Esto afectará su desarrollo y sistema inmunológico.

El director ejecutivo, David Beasley, finalizó su intervención en tono casi melodramático afirmando que todavía no hay hambrunas, pero que si los países no se preparan para asegurar el acceso a los alimentos a quienes los van a necesitar, el mundo se enfrentará a “múltiples hambrunas de proporciones bíblicas”.

En una entrevista aparecida en el último número de la revista Proceso, Eduardo Loría, coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (Cempe) de la Facultad de Economía de la UNAM, menciona que varios millones de mexicanos sufrirán un severo deterioro en sus condiciones de vida y que, según sus cálculos, “en el bienio 2020-2021 otros 14.1 millones de mexicanos pasarían a formar parte de los que hoy su renta mensual es insuficiente para satisfacer sus necesidades básicas”.

También señala que, conforme a la información del Coneval, los 25.5 millones de personas que no pueden cubrir la ingesta calórica básica, pasarían a 50 millones de mexicanos. En resumen, la pobreza alimentaria pasaría de 16.8 por ciento (2018) a 34% en 2020-2021.

Nuestro país no está considerado por el PMA como zona crítica, pero para no entrar a ella es necesario que el gobierno diseñe un plan para atender a aquellas regiones y personas que están pasando hambre y prevenir su posible incremento exponencial.

Sería terrible que también en este tema se entrara mal y tarde, al igual que con la pandemia, lo que está en juego es la vida de millones de mexicanos.

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