Las investigaciones del gobierno federal sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, encabezadas por la Procuraduría General de la República (PGR), apuntan a que el ataque armado donde quedaron tres estudiantes muertos y 43 desaparecidos fue por órdenes de José Luis Abarca, presidente municipal de Iguala y su esposa, María de Los Ángeles Pineda, ayudados por policías de ese ayuntamiento y de Cocula junto con un grupo de sicarios del grupo autodenominado Guerreros Unidos.
En la semana el titular de PGR, Jesús Murillo Karam, dio una conferencia de prensa donde realizó una crónica de los eventos ocurridos ese día, aunque no detalló que ocurrió luego de que supuestos policías municipales los entregaron a una banda del crimen organizado.
[su_divider] Esto es lo que pasó el 26 de septiembre, según la dependencia:
A las 16 horas, un grupo estudiantes de la Norman Rural Raúl Isidro Burgos salieron de Ayotzinapa con dirección a Iguala a bordo de dos camiones; en Chilpancingo toman otros camiones para llegar a su destino, alrededor de las 21 horas.
En Iguala esa noche iba a rendir su informe de labores la presidenta del DIF de Iguala, María de los Ángeles Pineda, esposa de José Luis Abarca, presidente municipal, ambos ligados con el crimen organizado, según la PGR.
“Halcones” de Guerreros Unidos y policías reportan al centro de mando el arribo de estudiantes y emite alertas porque suponen que se dirigían a sabotear el informe de actividades de la cónyuge del munícipe y solicitan apoyo a la corporación del municipio de Cocula para repeler a los normalistas porque en junio de 2013 cuando fue agredida María de los Ángeles Pineda en un conflicto entre personas afines al alcalde y el grupo Unión Popular Emiliano Zapata apoyado por normalistas de Ayotzinapa.
La orden de enfrentar a los estudiantes viene de forma directa del alcalde, identificado como A-5. Ya en un solo operativo, policías de iguala y Cocula cierran el paso a un camión de normalistas en la carretera y matan a un estudiante en ese primer enfrentamiento. Al ver esto uno de los autobuses se da a la fuga, y comienza la persecución. En la confusión, los uniformados disparan contra un camión de pasajeros que transportaba al equipo de fútbol “Los Avispones de Chilpancingo”, al darse cuenta del error, los libera, minutos después detienen el camión que se había escapado.
Minutos después interceptan a la unidad donde se escapaban los normalistas, los trasladan a la Central de Policía de Iguala. “El Gil”, un supuesto lugarteniente de Guerreros Unidos, se comunica con el jefe de la banda, Sidronio Casarrubias, y le informa de los conflictos al que le atribuye a un grupo delictivo rival. Recibe la orden de defender el territorio. Después de esto los estudiantes son sacados del cuartel policiaco municipal por elementos de Cocula y los llevan en un camioneta blanca de rediles rumbo a la zona de Pueblo Viejo. En esa zona fueron localizadas después nueve fosas clandestinas, pero no hallaron rastro de los estudiantes.
Aún sigue la búsqueda.