¿Un regreso a los tiempos de la revolución bolchevique?

28 de Abril de 2024

¿Un regreso a los tiempos de la revolución bolchevique?

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Superan las 300 compañías las que de forma total o parcial se han sumado al éxodo desde Rusia. Esta es la historia de la otra parte de la guerra, la comercial, de la que son todavía incalculables sus efectos

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Aunque el atronar de las balas y misiles no se disparan dentro del territorio ruso, es el epicentro de la guerra comercial. Así, la cotidianidad de sus habitantes se ha alterado de forma acelerada y la del mundo cada vez más.

Las puertas cerradas de los grandes almacenes, los cambios para acceder a dinero en efectivo o hacer pagos con tarjeta, el freno a operaciones digitales, y el aumento de precios en productos básicos; así como la colocación en la lista negra de las empresas rusas y con ello el cierre del tráfico a vuelos y barcos, es por ahora lo más visible. Pero ha sido sólo el principio. Este viernes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden y la Unión Europea anunciaron un paquete de sanciones adicionales a las decenas que ya se habían impuesto al país que declaró la guerra a Ucrania, y que ahora incluye hasta el vodka. Y el gobierno ruso advirtió sobre nuevas reacciones.

Esto ha convertido que la guerra comercial sea tan peligrosa como la que sufren los ucranianos en su territorio desde hace 16 días de la invasión, y también con consecuencias aún incalculables. Y los efectos se expanden rápido, la industria de las telecomunicaciones, de diversión y cultura, también han cortado su relación con Rusia.

Sólo el éxodo de al menos 59 firmas comerciales entre europeas, estadounidenses y japonesas, que han cerrado sus operaciones en ese país (número que dio a conocer el gobierno ruso), significa grandes pérdidas comerciales, pero también la posibilidad de que el gobierno confisque esos activos.

“Necesitamos actuar con decisión con aquellas empresas que van a cerrar su producción. Es necesario introducir la gestión externa y luego transferir estos emprendimientos a los que quieren trabajar”, dijo el presidente Vladímir Putin en un video publicado por el Kremlin y difundido por los medios estatales.

Esto fue interpretado como la nacionalización de los bienes de esas empresas. Ante esto, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki escribió en su cuenta de Twitter: “Cualquier decisión ilegal por parte de Rusia de apoderarse de los activos de estas empresas resultará en última instancia en un dolor económico aún mayor para Rusia. Complementará el mensaje claro a la comunidad empresarial mundial de que Rusia no es un lugar seguro para invertir y hacer negocios”.

Y hoy, el hombre más rico de Rusia, Vladímir Potanin, reaccionó. Pidió al Kremlin que no confisque esos activos, porque al destruir la confianza de los inversionistas colocaría a Rusia en una situación similar a los días de la revolución bolchevique de 1917.

Se trata del presidente de Norilsk Nickel, el mayor productor mundial de paladio y níquel de alta calidad, junto con platino y cobre, quien en Telegram advirtió de la gravedad de la situación.

“En primer lugar, nos llevaría cien años atrás, a 1917, y las consecuencias de tal paso (desconfianza global hacia Rusia por parte de los inversores) las experimentaríamos durante muchas décadas. En segundo lugar, la decisión de muchas empresas de suspender sus operaciones en Rusia es, diría yo, de naturaleza un tanto emocional y puede haber sido tomada como resultado de una presión sin precedentes sobre ellas por parte de la opinión pública en el extranjero. Por lo tanto, lo más probable es que regresen. Y personalmente, mantendría esa oportunidad para ellos”.

Es posible, añadió Potanin, que se permita a los dueños mantener “la propiedad y las empresas eviten el colapso, continúen produciendo productos y pagando” salarios a empleados. “Entiendo que a la luz de las restricciones económicas dirigidas contra Rusia, puede haber un deseo comprensible de actuar simétricamente. Pero en el ejemplo de los países occidentales, vemos que las economías de estos países sufren por la imposición de sanciones contra Rusia. Debemos ser más sabios y evitar un escenario en el que nos golpeen sanciones de represalia”.

Desde Disney hasta Goldman Sachs

El jueves, los gigantes Goldman Sachs, JP Morgan y The Western Union Company dieron a conocer su salida de Rusia. Pero el éxodo continúa, y hay otras compañías de servicios financieros que han informado de sus intenciones de dejar el país en los próximos días.

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La organización de derechos del consumidor rusa elaboró una primera lista de empresas que han decidido irse de su país y que difundieron el jueves el periódico ruso Izvestiya y la agencia estatal de noticias TASS.

En el documento aparecen Volkswagen, Apple, IKEA, Microsoft, IBM, Shell, McDonald’s, Porsche, Toyota, H&M.

A estos nombres se suman McDonald’s, Coca-Cola, PepsiCo Inc., Microsoft, Disney, Netflix, Google, Nvidia, Oracle, VMWare y SAP; así como Dow Inc, Boeing Co., ExxonMobil, PlayStation y Nintendo, Hilton Worldwide Holdings Inc. y 3M Co.

Sin embargo, desde el 28 de febrero pasado, el decano asociado senior de la Escuela de Administración de Yale, Jeffrey Sonnenfeld, lleva una lista sobre todas las compañías que se han retirado total o parcialmente de Rusia, y supera las 300, aunque algunas de ellas aún siguen evaluando su salida, como Mars Inc. (que agrupa M&Ms, Snickers y Skittles), que tiene alrededor de 2 mil millones de dólares invertidos en Rusia.

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McDonald’s, por ejemplo, por ahora sólo tiene cerrados sus 850 restaurantes que se ubican en la región de Ucrania y Rusia, y pagará su salario a sus 62 mil trabajadores. Otros de los grandes consorcios, Coca-Cola (que representa hasta el 2% de sus ingresos operativos netos) y Pepsico (el 4% de sus ingresos), también suspendieron sus ventas y producción. Aunque la segunda venderá leche y alimentos para bebés.

La cancelación también incluye redes y medios digitales, eventos culturales y competencias deportivas.

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Pero el gobierno estadounidense sigue presionando a más empresas para que se aparten de Rusia, y colocar a ese gobierno, como a dicho Biden, como un “paria” en el mundo, por lo que ahora tiene un costo reputacional muy alto permanecer en ese país. Así lo explicó la Radio Pública Nacional (NPR): “Papa John’s, que era uno de los pocos que se resistían, suspendió el miércoles sus operaciones corporativas en Rusia.

Tiene 186 tiendas franquiciadas en Rusia, lo que representa el 8% de sus restaurantes a nivel mundial”.

Antes de llegar al uso de las armas, los sectores energético y agrícola estaban presionados por las tensiones de geopolítica entre Ucrania, Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Pero después de la intrusión, los mercados bursátiles del mundo presentaban números rojos en su totalidad, una clara respuesta a la aversión al riesgo e incertidumbre que despierta una guerra.

Empresas emblemáticas que podrían verse afectadas por una disrupción en el suministro de materias primas presentaban un daño colateral. Por ejemplo, Volkswagen se desplomó el primer día 5.7% y en lo que va del conflicto ha perdido un valor de mercado del 23.14%; la fabricante de autopartes Nemak que tiene gran presencia en México y Rusia, suma una baja de un 16.7% en los últimos 15 días.

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Las sanciones económicas en el país complicaron las actividades para muchas empresas, las que han dejado de operar y más que salirse como una manera de protesta, lo hacen por las condiciones adversas para seguir en funcionamiento. Visa, MasterCard y American Express acumulan pérdidas de 8.33, 10.14 y 10.24% de su valor de capitalización en bolsa, respectivamente, mientras que JP Morgan lo hace con 11.32%, un inevitable deterioro ante los sucesos bélicos y las limitaciones impuestas por Occidente.

Así, más empresas globales que han tenido que parar por todas las implicaciones del conflicto han visto dañado su patrimonio y que serán, de darse una expropiación, marcas con menor valor y con un margen de negociación más bajo de su valor real.

Esta guerra es un punto de inflexión en materia económica y financiera para el mundo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte de un daño importante en las economías y de una inflación más prolongada a lo que se había estimado, lo que derribará la recuperación económica tras la crisis de la Covid-19.

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