Desde julio de 2007, la Iglesia Católica encabezaba una campaña, en aquél entonces, con el cardenal Norberto Rivera Carrera y con el Presidente del Colegio de Abogados Católicos, Armando Martínez Gómez, para lanzar una iniciativa ciudadana para un grupo de legisladores, con el fin de modificar -a su modo y beneficio- los Artículos 3, 24 y 130 Constitucionales, y otros tantos de la Ley y el Reglamento de Asociaciones Religiosas y Culto Púbico.
Apenas se estaba aclimatando en su primer año de gobierno de Vicente Fox Quesada, cuando parte del grupo de clérigos identificados con la ultra derecha en México ya tenían agendadas reuniones de alto nivel para dar inicio a una cruzada a favor de que la jerarquía católica gozara de privilegios frente a otros credos. Sin embargo, los dos titulares de Gobernación en ese sexenio, Santiago Creel Miranda y Carlos Abascal Carranza pudieron sortear las presiones del alto clero y ser equitativos (en lo más que pudieron) para con todas las expresiones espirituales en el país.
En los grupos evangélicos -donde hay corrientes diversas y muy fraccionadas- existe hoy por hoy una perspectiva unánime: la Ley actual ya es obsoleta. Una de esas corrientes tiene una cita pendiente con el senador Ricardo Monreal Ávila, líder de uno de los grupos políticos que están listos para dar la batalla en la próxima contienda presidencial del 2024. El zacatecano se dice “abierto a escuchar las peticiones” que incluyen la enmienda para quitarle candados a la participación de Ministros de Culto en la política (que puedan votar y ser votados) para cargos de elección popular.
Los extremistas (ProVida y ProFamilia) van por reformas para imponer su “moral” a todos los mexicanos, es decir, eliminar los matrimonios igualitarios, la instauración de un “PIN Parental” (una especie de “bozal gubernamental” que otorgaría a los padres la exclusividad de abordar temas con los hijos), el castigo penal para quienes aborten
y otros temas que les interesa radicalizar desde el Congreso, si es que sus candidatos llegan a ocupar un escaño.
Hay otro grupo más moderado -con intenciones de que México siga siendo un país laico- que encabeza el pastor Abner López Pérez. Se llama “Cristianos por el Cambio”, que no ve en todas esas propuestas beneficios reales para las Asociaciones Religiosas, sino que su apuesta está por el reconocimiento oficial del trabajo comunitario que llevan a cabo las Iglesias para que exista no una “separación” con el Estado, sino una “relación” que permita a ambas instancias la aceptación mutua y el trabajo en equipo en áreas como la rehabilitación de internos en los reclusorios; el acompañamiento emocional en hospitales federales y su personal médico; asesoría espiritual en la milicia y en la Guardia Nacional; la impartición de cursos anticorrupción por parte de expertos evangélicos en oficinas de Gobierno; la creación de una
Comisión de Asuntos Religiosos en la Cámara de Diputados para dirimir asuntos de ese orden con la participación de expertos en temas afines.
Este grupo estaría designando al senador Heriberto Galindo Quiñonez como uno de sus abanderados para encabezar estas propuestas.
Ha habido intentos (del partido Morena principalmente) por reformar la Ley que regula a las Iglesias. La que ha causado más controversia es la que presentó la senadora María Soledad Luévano Cantú en diciembre de 2019, que contemplaba autorizar a Ministros de Culto para manejar medios de comunicación y la posibilidad de militar en los partidos políticos, pero la iniciativa se quedó en la congeladora, aunque podrían sacarla, si es que la presión de los religiosos llegara a la Cámara de Diputados.
Por ello, desde ya, grupos evangélicos comenzaron a hacer acuerdos personalizados con candidatos de diversos partidos a una diputación federal para que, de ocupar un escaño en la próxima Legislatura, comiencen a cabildear entre sus pares estos temas. Aspirantes de los distritos federales 11, 15 y 19 en esta capital, ya han pactado con pastores si el voto les favorece. Están listos para llevar a tribuna las modificaciones que podrían darle un vuelco a la laicidad en México.
PALABRA DE HONOR: El linchamiento digital de periodistas, y de todos aquellos que no están a favor de la 4-T, se hace cada día más violento. Las frases que incitan a bajas pasiones vertidas un día sí y otro también en las mañaneras serán el pretexto para desaparecer con agresividad a cualquiera que se atreva a cuestionar o contravenir al “dueño de la verdad”. Dios quiera que no pase a mayores.