“Estaban muy ocupados en su elección, estaban muy ocupados en sus votos y no hubo nadie que nos apoyara, que nos ayudara.” Se trata, lamentablemente, del testimonio de una madre que sufrió la privación de la vida de su hija menor de edad, que se topó con la realidad de una autoridad municipal omisa, convenenciera y posiblemente cómplice del violador de menores que vio la oportunidad para abusar de una de ellas y asesinarla. Ésa es la doble laceración que sufre la sociedad mexicana al ser víctima no sólo del delincuente, del loco y del criminal, sino también de una autoridad resquebrajada, infiltrada y que se vende al mejor postor. Y es la realidad que como mexicanos debemos cambiar y no acostumbrarnos de ninguna forma a sufrir día con día. Ante este contexto de dolor que marca a las familias y que cambia las cosas para no volver a ser iguales, es que el círculo rojo del país defiende la idea de promover cambios electorales de último momento para introducir la segunda vuelta en la elección presidencial, bajo el argumento de la legitimidad. ¿De verdad vale la pena perder tanto tiempo en una elección, cuando mejor convendría que esos que se autonombran “intelectuales” y “académicos” debieran esforzarse en aportar propuestas realizables, desinteresadas y objetivas sobre la forma de mejorar la vida del habitante de a pie? ¿Vale la pena perder dos meses más de tiempo y de acción de gobierno en elecciones, cuando estamos sufriendo la omisión de gobiernos municipales y locales en el cumplimiento de su deber? Evidentemente no. Para el mexicano de a pie una segunda vuelta representa el doble de gasto de recursos públicos en una elección que no le interesa y que no representa para él ningún cambio; que antes y después de ella seguirá sufriendo la inseguridad e insuficiencia del transporte público, la incapacidad de los sistemas de salud para atenderlo a él y su familia y la falta de servicios públicos. De ahí el replanteamiento de objetivos que todo partido político, gobernante y posible candidato debiera de realizar, en aras de no hablar al espejo y creer que está descubriendo el hilo negro al escuchar a quienes hoy interesadamente buscan el resquicio de la ley para burlarla e introducir una segunda vuelta que nada positivo aportará a nuestro sistema político. Amable lector, como abogado y profesor de aula de la UNAM, me enfrento al reto cotidiano de ofrecer al alumnado universitario una visión más amplia de la realidad de nuestro país y facilitarle mayores herramientas de análisis que le permitan conocer a plenitud lo que sucede a su alrededor y trabajar en el sentido correcto para cambiar la realidad y seguir construyendo un mejor país. Por ello, no estoy de acuerdo en que aquellos que tienen acceso a un micrófono o a la página de un periódico y que se dicen intelectuales, se atrevan a plantear propuestas que –aseveran- es por el bien del país, cuando realmente lo que buscan son sus intereses personales y de grupo. Basta de simulación. México está herido por la delincuencia y por la omisión y complicidad de la autoridad responsable de su persecución. México ya no necesita más cambios cosméticos, cuando lo que le urge es responsabilidad y aplicación de la ley. Coincido con el doctor Leonardo Curzio, quien señala que México no es un estado fallido, sino uno disfuncional por culpa de quienes buscan ganar elecciones pero no tienen la responsabilidad ni la vocación de servicio para cumplir a pie juntillas con sus atribuciones. Hoy, la mamá de Valeria y los mexicanos no queremos segunda vuelta, sino autoridades que cumplan con su deber y den con el verdadero responsable de quien lastimó a su hija y la privó de vivir. Y eso es lo que queremos todos los mexicanos. ¡No más impunidad!
@jlcamachov