¡Ya dejen de molestar al Presidente!

26 de Abril de 2024

Jose Luis Camacho
Jose Luis Camacho

¡Ya dejen de molestar al Presidente!

jose luis camacho

Durante las recientes semanas el tema de la libertad de expresión ha estado presente en la discusión pública; ya sea por la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la Ley Reglamentaria del artículo 6o., párrafo primero, de la Constitución Política, o bien, por la orden que la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dado al Congreso de la Unión para expedir la ley que regule el gasto en publicidad oficial antes del 30 de abril de 2018.

Se trata, sin lugar a dudas, de un tema de vital importancia para toda democracia en el mundo, y México no es la excepción.

Una parte central de ese debate son los límites que deben existir en esa libertad, pues como en todo derecho viene aparejado un conjunto de obligaciones sin las cuales no podemos entender su ejercicio y mucho menos, su prevalencia. Dichos límites se refieren a la vida personal, moral pública y observancia irrestricta de valores fundamentales como la tolerancia, no discriminación y no incitación a la violencia, entre otros, los cuales son herramientas esenciales para todo demócrata que conoce y ejercita sus derechos. Por ello, llama fuertemente mi atención que desde hace algunos años la investidura presidencial sea blanco de ataques sin fundamento que van encaminados justamente a tratar de denigrar, calumniar e incluso incitar a la desobediencia y la rebelión. Confundiéndose en el anonimato de las redes sociales e Internet, se hacen señalamientos que lejos de contribuir al debate público serio, concienzudo y constructivo, se centra en trivialidades y falsedades que terminan por coartarlo y convertirlo en un ejercicio superficial. Se trata de la calidad del debate público en nuestro país. Ni más ni menos, durante los recientes días la atención se ha centrado en saber si el Presidente equivocó o no el nombre del país de un mandatario que se encontraba de visita en México. La mayoría de los comentarios se erige en enjuiciadora de la actuación presidencial como si se tratase del fin de la república o de la democracia mexicana, sin detenerse si quiera a investigar si el supuesto error es verdadero o se trata sólo de una creación más. Sin duda, no hay persona perfecta. Así sea periodista, profesor o el más acabado de los intelectuales, no hay quien sea capaz de hacer lo correcto todo el tiempo, y eso incluye a los presidentes. La diferencia está en que mientras otras democracias priorizan los temas que verdaderamente importan, en nuestro país nos quedamos en el borde, sin ir más allá e informarnos a través de medios más serios. Y ello se revela en los llamados “Trending Topics” de Twitter, en los que la mayor de las veces se encuentran temas del corazón y del jet set que asuntos económicos, sociales y políticos que atañen a todos por igual. Es más fácil vender una mentira llamativa que una simple verdad. Y a ello nos estamos acostumbrando. Entre otras razones, a esto responde que la democracia en nuestro país se encuentre mal evaluada, pues la ciudadanía sólo consume ese tipo de “impactos” y no una información periodística seria y profesional. Es deseable que en el proceso de adaptación en el uso de las nuevas tecnologías y de nuestro diario esfuerzo por informarnos, ponderemos los hechos noticiosos que afectan de manera directa nuestros intereses en lugar de llamaradas que nos nublan la razón. Es mi opinión.

@jlcamachov