El placer de caminar

26 de Abril de 2024

Diana Loyola

El placer de caminar

Me entero que el 22 de septiembre se celebra el Día Internacional sin Automóvil, de entrada me parece una excelente idea, luego pienso que las distancias que recorro en esta ciudad son a veces inauditas, al final concluyo que vale la pena planear y reorganizar la logística para prescindir un día del auto. Si funciona, me digo, puedo intentarlo una vez por mes.

Imagino mis pies, un paso, luego otro rumbo a la parada del autobús. Sonrío, rescato que no usar el coche es un maravilloso pretexto para salir a caminar, para arraigar mis pies a la tierra, para cambiar la rutina y girar en cualquier calle sin importarme el sentido. El andar, sea pausado o de prisa, siempre nos permite estar en movimiento, sentir o acelerar la respiración, nos da la oportunidad de mirar, de observar, de contemplar.

El escritor Amos Oz dijo alguna vez que él se levanta a las cuatro de la mañana para salir pues “Un paseo antes del alba pone muchas cosas en perspectiva”, y sí. Un paseo es un momento en el que podemos pensar, reflexionar y ser curiosos, el tiempo se relativiza y podemos estar totalmente presentes, recorrer el pasado o cuestionarnos el futuro. Al caminar simplemente somos.

A mí, como a muchos otros, nos pasa lo que a Jaime Sabines, que confesó en uno de sus poemas una alegría dulce y tranquila de andar, como cualquiera, de peatón. Porque eso nos da el andar, una igualdad maravillosa, donde no importa condición social, ni modelo ni año.

Cómo hablar de Sabines y paseos sin citarlo:

“Te quiero como para invitarte a pisar hojas secas una de estas tardes. Te quiero como para salir a caminar, hablar de amor, mientras pateamos piedritas. Te quiero como para volvernos chinos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles. Te quiero como para ir a los lugares que más frecuento, y contarte que es ahí donde me siento a pensar en ti. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche. Te quiero como para no dejarte ir jamás. Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.”

Caminar no es más que desplazarnos sobre nuestras piernas, pero nos regala mucho más que el simple movimiento. Existe una nueva tendencia llamada “sounding”, que se trata de registrar o grabar los sonidos del entorno, el canto de los pájaros locales, los autos, el viento… cuanto nos rodea mientras paseamos. Es increíble la diferencia que existe entre los sonidos de una calle y la avenida que se encuentra justo atrás.

Estoy segura de los beneficios físicos que nos proporciona caminar, pero más lo estoy de las ganancias emocionales, de las ventajas que nos ofrece para pensar con calma y libertad. La oportunidad de mirar más allá de lo evidente, de escuchar con atención e intención, de conocernos a través de los pasos dados, de avanzar hacia nuestros destinos.

Pasear como si de ello dependiera nuestra salud mental, como si de los olores que nos llegan mientras andamos dependiera nuestra orientación, como si la lluvia más que entorpecernos nos motivara a apurarnos, a llegar. Porque usar los pies es usar el ser entero, completo, a nuestro servicio. Porque no usar el auto puede generar más de un cambio para todos.

Deberíamos crear la semana internacional del peatón, seguro el mundo mejora porque caminar es un placer en sí.

@didiloyola