Se anunció que el presidente haría un llamado por cadena nacional. Los comentadores de diversos programas se mostraron sorprendidos. No había sido anunciado con anticipación como siempre. ¿Habrá pasado algo? ¿Tendrá que ver con los recientes resultados de las elecciones norteamericanas?
Las señales de todas las televisoras, de todas las estaciones de radio, se interrumpieron en punto de las 21:30 horas. Con el rostro serio, con un traje obscuro y con impecable corbata roja, comenzó el mensaje que desconcertaría a todos:
“Mexicanas y mexicanos:
Gracias por permitirme llegar hasta sus hogares y lugares de trabajo. Este mensaje es de suma importancia y por eso me atrevo a interrumpirlos en sus actividades diarias. Quiero asegurarles que en los años que he recorrido el país, los he estado escuchando atentamente y me queda muy claro que uno de sus principales reclamos, es contra la corrupción. Su mensaje es claro.
México debe cambiar. Los políticos debemos hacer eco de la confianza depositada en nosotros y en particular, en mi administración pondremos el ejemplo. Ésta, es mi primera medida para combatir la corrupción a nivel gubernamental, de una vez y para siempre. Sé muy bien que no estoy descubriendo el hilo negro, que seguirán existiendo extorsiones menores de servidores públicos, desde oficiales de tránsito, hasta el servicio de limpia y recolección de basura. Eso lo dejaremos para más adelante. Por el momento, me propongo resolver de tajo, un problema mucho más grave.
En mis giras de trabajo he escuchado hasta el cansancio que la gente está cansada de la impunidad y la impunidad lleva a la corrupción en altos niveles. Quienes debieran servir, se sirven del pueblo. Ustedes, me han hecho saber que están hartos, fastidiados, agobiados y hasta exhaustos de ver ediles, regidores, munícipes y hasta gobernadores, que se roban cantidades insondables de dinero y no pasa nada en consecuencia. Los entiendo. El sistema judicial se encuentra entrampado y la corrección estructural del mismo nos llevará décadas corregir. Entiendo la premura; no podemos esperar más. Y entiendo que me equivoqué al señalar como el nuevo PRI, a jóvenes gobernantes que se veían muy bien preparados e intencionados pero que han dejado a sus Estados en ruinas.
Por lo anterior y en una medida sin precedente, estaré presentando un decreto —irrebatible— de ley para que a partir del 2018 cambien las reglas del juego y evitemos que existan más desfalcos millonarios en contra de los que menos tienen. ¿Cómo? Una vez que se demuestre que ha habido algún movimiento improcedente de recursos de parte de un gobierno, quien deberá afrontar el gasto con sus propiedades y las de sus familiares directos, serán los encargados justamente de resguardar su bienestar: sus gobernadores, secretarios o encargados de finanzas, los congresistas comisionados del presupuesto y todo aquel delegado de la función pública que no cumplió adecuadamente con su trabajo.
Y más importante: haremos corresponsables al partido político que los postuló. Muchos se han quejado que los partidos tienen un gasto público gigantesco. Y tienen razón. Así que, con sus propias arcas locales, responderán por los candidatos que han elegido. De esta manera se cerciorarán que sus gobernantes sean de irreprochable talla, o ese partido se quedará sin recursos de la federación hasta que reparen el daño causado. Por ejemplo, hoy en Veracruz hay varios municipios que no tienen ni para pagar sueldos. No se diga para tener medicamentos en sus clínicas locales. A partir del 2018, quienes habrán de pagar esos desfalcos, serán las personas que los permitieron.
Mexicanas y mexicanos, gracias por su atención y apoyo. Se vienen tiempos complicados, pero los enfrentaremos con tenacidad y con la plena convicción de solucionar los problemas que enfrentamos. Se viene una guerra. Y mucha gente se opondrá. Pero cueste lo que cueste, aunque se opongan los propios amigos, venceremos… Gracias por su atención y buenas noches a todos”.