Migración, un reto global

13 de Mayo de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Migración, un reto global

“La migración se gestiona con humanidad, ofreciendo una oportunidad de encuentro y de crecimiento a todos”

Papa Francisco

Desde el comienzo de la historia de la humanidad, mujeres y hombres han estado en constante movimiento. Algunos emprendieron el viaje para buscar mejores oportunidades, otros fueron a buscar a su familia o simplemente a continuar sus estudios. No obstante, existen historias de personas que no tuvieron otra opción más que huir de conflictos sociales, políticos o económicos, incluso algunos experimentaron persecuciones, fueron víctimas del terrorismo o se enfrentaron a violaciones y abusos en materia de derechos humanos. En este contexto, podemos destacar que el fenómeno de la migración se entrelaza con la geopolítica, la religión, el comercio y el intercambio cultural, no hay duda que el término engloba una amplia diversidad de movimientos y situaciones que afectan a personas de cualquier raza, condición y origen social. De acuerdo con el Reporte Internacional de Migración, se estima que en 2017, el número de migrantes internacionales alcanzó los 258 millones; es decir, el 3.3 por ciento de la población a nivel global, lo anterior en comparación con los 244 millones que se registraron en 2015. Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirma que en tan sólo 25 años, la migración se incrementó en un 61 por ciento, es decir que su aumento se dio a un ritmo mucho mayor del que los analistas habían previsto. De hecho, una proyección de 2003 apuntaba que para 2050, los migrantes internacionales representarían el 2.6 por ciento de la población mundial; al día de hoy, ese número ha sido sobrepasado. El informe agrega que en 2015, las regiones de Europa y Asia recibieron, cada una, a 75 millones de migrantes, lo cual representa el 62 por ciento de la migración mundial. Le siguió América del Norte con 54 millones de migrantes (22 por ciento); mientras que en África se registró el nueve por ciento; en América Latina y el Caribe, el 4 por ciento; y Oceanía, tuvo el 3 por ciento. Cabe señalar que, desde 1970, Estados Unidos ha sido el mayor receptor de migrantes. Por su parte, desde 2005, Alemania se posicionó como el segundo país destino más importante, inclusive, en 2015 residían más de 12 millones de migrantes internacionales. Es interesante mencionar que, hasta 2015, prácticamente la mitad de todos los migrantes internacionales fueron originarios de países asiáticos como la India, China, Afganistán y Pakistán, seguidos por países europeos como Rusia y Ucrania. En la última década, el fenómeno migratorio en México ha cambiado y el paso de la caravana migrante es una prueba de ello. Y es que, en su historia reciente, nuestro país había sido un generador de migrantes, en particular hacia Estados Unidos; pero, a raíz del endurecimiento de la política migratoria estadounidense, así como por la crisis económica de 2008, los flujos hacia el país vecino disminuyeron de manera considerable, introduciendo en la agenda un nuevo componente: el retorno de grandes cantidades de mexicanos. Asimismo, nuestro país se convirtió en un corredor para los migrantes centroamericanos (de los cuales el 92% proviene de Guatemala, Honduras y El Salvador) que huyen de la falta de oportunidades económicas, la violencia y la inseguridad que enfrenta la región; sin embargo, esta migración en tránsito ocurre bajo condiciones de riesgo y violación a sus derechos humanos. Por lo anterior, no podemos ignorar que la migración es uno de los más grandes desafíos del siglo XXI, y sin duda, debe convertirse en prioridad, ya que desde el año 2000, a nivel global, más de 60 mil personas han muerto cruzando una frontera. Hoy, se debe reconocer el esfuerzo que han hecho los Estados miembros de las Naciones Unidas por alcanzar el primer Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, mismo que “refleja el entendimiento común de los Gobiernos de que la migración es un fenómeno internacional y que para gestionar con efectividad esta realidad es necesaria la cooperación para ampliar el impacto positivo para todos”. Sin embargo, como lo señala el Papa Francisco, “aún debemos poner en marcha políticas y programas para asegurar que los migrantes puedan contribuir a su propia manutención, ejercer sus derechos fundamentales, mejorar sus capacidades, así como participar en la vida de su comunidad anfitriona, contribuyendo al bien común y enriqueciendo la vida cultural, económica y social”.

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