Lo que hay detrás del nuevo gabinete

26 de Abril de 2024

Lorena Becerra

Lo que hay detrás del nuevo gabinete

lorenabecerra2

Enrique Peña Nieto concluye su primer trienio de gobierno en medio de una fuerte crisis de credibilidad y con una imagen muy debilitada ante la opinión pública. La figura presidencial es cuestionada en su capacidad para gobernar, su cercanía con la gente y en atributos básicos como la honestidad y la legalidad en su actuar. Al mismo tiempo, el equipo de gobierno enfrenta dificultades serias por la ausencia de logros en materia de seguridad, economía, alivio a la pobreza y combate a la corrupción. La elección unánime de Manlio Fabio Beltrones como dirigente nacional del PRI representa la victoria contundente del partido sobre el Presidente, dejando en claro el debilitamiento del mandatario.

En este contexto, el presidente Peña Nieto anuncia una serie de cambios a su gabinete que, más que un golpe de timón o una medida correctiva a lo que no ha funcionado, representan una maniobra política con miras a las elecciones presidenciales de 2018. En otras palabras, los nombramientos, ceses y enroques que llevan a la nueva conformación del gabinete no están basados en indicadores de desempeño de los funcionarios, ni en los avances o ausencia de logros que exhiben las distintas áreas de gobierno que cubren las dependencias. Son, en cambio, movimientos designados a fortalecer al Presidente y a su equipo con la finalidad de seguir teniendo viabilidad política a futuro.

En la última encuesta de evaluación presidencial del periódico Reforma del pasado mes de julio podemos observar que el Presidente se encontraba reprobado en todos los ámbitos de su gobierno, desde política exterior hasta salud. Esto es un claro resultado de la caída dramática en aprobación presidencial que se ha venido observando en los últimos meses. Cabe notar que el porcentaje de población que aprueba al presidente – 34% - es mayor que el que tiene una visión favorable de su desempeño en cualquiera de las áreas.

Sin embargo, en algunos rubros, como educación, salud o política exterior, las opiniones desfavorables estaban muy por debajo del tamaño de la desaprobación presidencial. Casos contrarios son: pobreza, empleo, seguridad pública, narcotráfico, economía del país y corrupción, en donde el diferencial entre opiniones favorables y desfavorables casi duplica el diferencial entre aprobación y desaprobación. Esto es un reflejo del estancamiento económico, el deterioro en el salario de las familias, la ausencia de mejoras en seguridad, y episodios graves como Tlatlaya, Ayotzinapa y la fuga de El Chapo.

Dentro de los cambios anunciados, no obstante, no hay uno sólo en el gabinete económico, y el único en materia de seguridad se trata de la Comisión Nacional de Seguridad. Tanto Osorio Chong como Videgaray, los dos principales alfiles de Peña Nieto para el 2018, permanecen intactos muy a pesar de las desastrosas cuentas que entregan en este tercer año de gobierno. Es decir, en las áreas de mayor problemática del gobierno y las peor evaluadas en la opinión pública, no hubo cambios sustantivos. La reorganización del gabinete no conlleva un mensaje de cambio de rumbo, revisión de política pública, o movimientos en la estrategia para ninguna de éstas áreas.

Lo que sí logran los reacomodos es ampliar la cartera de opciones para suceder al Presidente en el 2018 incorporando a José Antonio Meade al frente de la política social del país y posicionando a Aurelio Nuño para encabezar la agenda educativa. Ambas dependencias requerían de cambios: Emilio Chuayffet no contó con el apoyo presidencial en el impulso de la reforma educativa y las negociaciones con el magisterio; Rosario Robles, por su parte, fue mediocre en su desempeño y entrega cuentas precarias. Por el contrario, a Aurelio Nuño se le atribuye gran parte de la creación y operación de Pacto por México y José Antonio Meade es un brillante economista, cercano al equipo presidencial, y uno de los secretarios mejor evaluados en las encuestas.

Hoy por hoy, el Presidente cuenta con cuatro opciones sólidas para pelear por la candidatura del tricolor, cada uno con retos claros. Mientras que Nuño y Meade cuentan con imágenes que aún no se desgastan, tendrán que demostrar conocimiento en los temas respectivos y aprovechar sus capacidades de operación para catapultarse como presidenciables. En contraste, Chong y Videgaray, seguirán encabezando las dependencias que determinan los principales ejes del gobierno pero enfrentarán dificultades para recuperarse de los fuertes descalabros que ya ha vivido la administración y que son directamente atribuibles a ellos.

Estos cambios están diseñados para fortalecer al Presidente y darle viabilidad a su equipo cercano en las próximas elecciones presidenciales. No obstante, si Enrique Peña Nieto no supera la debilidad que hoy lo caracteriza, podemos esperar a un candidato que venga del partido y no del equipo del Presidente.

@lorena_becerra