Mensaje de paz en tiempos de guerra

13 de Mayo de 2024

Sergio Muñoz Bata

Mensaje de paz en tiempos de guerra

En un mundo asediado por las guerras, Obama llega a Hiroshima con una clara visión de los horrores del pasado y la esperanza de que en un futuro cercano se logre limitar la proliferación de armas nucleares

El presidente Barack Obama pasará a la historia como el primer presidente estadounidense que visita el Parque Conmemorativo de la Paz en Hiroshima. A setenta años de distancia del lanzamiento de las bombas atómicas, Obama llega a Hiroshima con una clara visión de los horrores del pasado pero viendo al futuro convencido de la necesidad de detener la proliferación de armas nucleares en el mundo.

Es evidente que durante la ceremonia en Hiroshima, Obama tendrá que asumir la historia aunque no necesariamente para pedir perdón como algunos quisieran sino para mandar un dramático y elocuente mensaje sobre el devastador costo de la guerra. En Japón cada vez es menor el número de personas que exigen la disculpa, quizá porque entienden que en razonable reciprocidad su país tendría que pedir perdón a los descendientes de más de 20 millones de personas que fueron asesinadas durante la campaña japonesa en Asia. En Estados Unidos la opinión de los historiadores sobre los bombardeos en Japón está dividida entre quienes piensan que a esas alturas del conflicto no era necesario tirar las bombas, y quienes piensan que con ello se salvaron muchas más vidas de las que se perdieron.

Cualquiera que sea la verdad histórica, Obama sabe bien que hoy la amenaza nuclear ha vuelto a aparecer en Corea del Norte, Irán, Rusia, India y Pakistán. Peor aún, que la posibilidad de que organizaciones terroristas pudieran utilizar materiales nucleares para fabricar y emplear “bombas atómicas sucias”, es cada día más factible y preocupante.

En su mensaje de aceptación del Premio Nobel de la Paz en 2009, Obama habló de la dificultad de “reconciliar dos verdades aparentemente irreconciliables: si bien hay veces que la guerra es necesaria, también hay veces que la guerra no es sino la expresión de la insensatez humana”. Yo creo que Obama es un hombre de paz a quien las circunstancias muy específicas de ser el gobernante de un país como Estados Unidos han obligado a estar en guerra durante sus ocho años de gobierno. Ningún otro presidente estadounidense ha sufrido la misma suerte aunque me atrevo a predecir que de aquí en adelante todos sus sucesores tendrán que gobernar al país en estado de guerra perpetuo.

En una entrevista reciente publicada en el Financial Times, el General David Petraeus vaticinaba que EE UU tendrá que seguir interviniendo en el Oriente Próximo, “Los espacios ingobernados en el mundo islámico serán explotados por personas que quieren causarnos daño y nadie podrá contenerlos,” dijo Petraeus. “Siria es una verdadera Chernóbil política y habrá tsunamis de refugiados que contribuirán a las actividades extremistas en nuestro país. Por ello, el liderazgo estadounidense es imperativo. No hay sustituto viable.” Tan solo en este año hay más de dos docenas de conflictos armados en todo el mundo, y EE UU tiene participación activa en varios de ellos.

El viaje de Obama a Japón tiene también otro motivo importante, reforzar el mensaje de la fortaleza de la alianza de Estados Unidos con Japón en un momento en el que los países de la región ven con incertidumbre el avance de China sobre el Mar del Sur de China.

En el plano personal, Obama tiene otra motivación importante. En su último año de gobierno todos los presidentes estadounidenses se han esforzado por concentrar sus actividades en la formulación de su legado reordenando la narrativa de sus logros. En el ámbito nacional, aparte de sacar al país de brutal crisis económica en la que lo dejó George W. Bush, y de la Ley Sanitaria que permitió darle cobertura médica a millones de personas, Obama es también responsable de una reforma radical al programa de préstamos a estudiantes que benefició a millones de jóvenes de bajos ingresos. Pero hubo también muchos sinsabores porque la oposición republicana en el Congreso le bloqueó más de 500 proyectos de ley obligándole a gobernar mediante órdenes ejecutivas.

En el terreno internacional, sin embargo, es donde Obama ha emprendido sus más atrevidas iniciativas como por ejemplo su apertura a Myanmar, a Cuba, a Irán y ahora Hiroshima. Son hazañas que pasarán a la historia y marcarán su legado como un presidente conciliador al que le hubiera gustado mantener a su país en paz y concordia.

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