México, a tiempo de transformarse

13 de Mayo de 2024

México, a tiempo de transformarse

A18

EJECENTRAL

“¡No más muerte ni explotación!” pide Francisco en Ciudad Juárez.

MARÍA IDALIA GÓMEZ Y GABRIELA RIVERA

México está a tiempo de reaccionar y transformar, modificar y cambiar lo que le está destruyendo: la violencia, la injusticia, la degradación y la opresión

Eligió a Ciudad Juárez, el paso fronterizo donde se concentran muchos de los rostros de dolor y de formas de violencia que existen en el país, para pronunciar uno de los mensajes más enérgicos de su visita a México.

Pero para hacerlo de manera diplomática como siempre, se valió de la metáfora de la ciudad de Nínive, la ciudad que en la Biblia estuvo a punto de ser destruida por su estado de degradación.

Datos históricos señalan que la ciudad de Nínive era una ciudad de Mesopotamia y fue capital del imperio. Su rey Asubianipal la convirtió en una de las más influyentes, ya que era un gran centro comercial y su biblioteca era la más grande del siglo VII antes de Cristo.

Debido a su bonanza, la ciudad era considerada pecadora, llena de prostitución y corrupción; el rey saqueaba imperios, convertía en esclavos a los pueblos conquistados y amasaba riquezas inmensas.

De acuerdo con la Biblia, Dios anunció, a través del profeta Jonás, la destrucción de la ciudad. Sin embargo, los hombres y el mismo rey se arrepintieron de sus acciones y Dios los perdonó.

A través de esta historia bíblica, el Papa comparó la situación actual del país con la de la antigua ciudad, en la que se había degrado y perdido al sensibilidad ante el dolor, y la injusticia se había instalado en ella.

Como Jonás, el Pontífice se asume como Jonás el profeta del texto bíblico que viene advertir a México que “con esta manera de tratarse, regularse, organizarse, lo único que están generando es muerte y destrucción, sufrimiento y opresión”.

Sin embargo, apeló a la conversión de la población en general, tal como ocurrió con los habitantes de Nínive ante el mensaje del profeta de la destrucción inminente de la ciudad.

“¡No más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad”, exigió el Pontífice en el caso de Ciudad Juárez, donde miles de migrantes mexicanos y centroamericanos cruzan todos los días ‘para el otro lado’ y el estado donde existe el mayor número de maquilas en el país.

Y aunque esta crisis migratoria se mide en cifras, se debe medir por nombres, historias, familias, por lo que se debe poner un rostro y nombre a todos aquellos que caminan por allí en busca de una mejor vida.

Además, hizo un reconocimiento y un respaldo a las organizaciones sociales y religiosas que trabajan a favor de los derechos humanos y de la justicia.

“Asisten en primera línea arriesgando muchas veces la suya propia. Con sus vidas son profetas de la misericordia, son el corazón comprensivo y los pies de la Iglesia, que abre sus brazos y los sostiene”, refirió.

El Pontífice no hizo ninguna mención directa para que los estadounidenses abran sus fronteras, aunque llamó al mundo a “tener el corazón abierto” y evitar más muertes y explotación.

El Papa habló en la frontera en un momento en que hay una creciente retórica antiinmigrante en Estados Unidos en el marco de la precampaña presidencial.

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