Otra pareja desaparecida

26 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Otra pareja desaparecida

1ZOLLIKER

Lo último que supo de la pareja fue que irían a Morelia a visitar al tío rico de su cuñado. Eso le dijo su hermana. Carlos, le pediría prestado para poner un negocio. Le confirmó uno de los vecinos que salieron como a las tres de la mañana. Qué raro. Como buen miope de anteojos baratos, a Carlos le molestaban los faros de los otros carros. ¿Seguro? Sí, ya sabe, discutían como siempre...

Desde hacía un tiempo, era común que discutieran de todo y por todo. A ella, Carlos le parecía un hombre mediocre, pasivo, agresivo en general y un machista violento en lo particular. Señora, buenas noches, soy la hermana de Pili, ¿sabrá algo de ellos? No te preocupes, mi’ja, ya Carlos me avisó que llegaron. ¿Les podrá decir que me llamen? Claro, mi’ja, yo les digo. Así pasaron casi dos semanas y ante la ausencia de respuestas, decidió ir al ministerio público a decir que estaban desaparecidos. En la Ciudad de México, el agente levantó la denuncia para solicitar a la compañía celular que verificara la última localización de sus teléfonos.

Casi una semana más tarde, la empresa móvil contestó que el celular de ella, llevaba quince días sin encenderse, pero la última localización estaba en Morelia, y el de Carlos, había realizado una llamada temprano a su mamá, desde la carretera de La Huacana a Cuatro Caminos. Eso es mera Tierra Caliente.

Hizo su maleta con premura, abordó un camión de pasajeros y se fue a Morelia, directo al Ministerio Público y presentó ahí, los documentos obtenidos. Mire, seño, aquí el joven Carlos es influyente, su tío es magistrado y nos pidió que no los esté fastidiando. Entonces tuvo que conseguirse un abogado penalista y presentar por escrito y con acuse de recibo sellado, su denuncia para que no pudieran no investigar su caso.

Iba con puntual disciplina al MP a preguntar sobre su hermana y uno de esos días, mientras desayunaba unas corundas, vio a lo lejos a la mamá de Carlos salir del Ministerio Público y abordar una suburban negra. Pagó y corriendo llegó a las puertas del recinto, donde el guardia le confió que escuchó que la señora iba al Servicio Médico Forense.

Una descarga eléctrica le recorrió el pecho. Se puso pálida. ¿Cómo llego? En taxi, está cercas. Y así se presentó ante una gélida ventanilla con todo el papeleo requerido. No tenemos a nadie con ese nombre, pero tenemos a una femenina de similares características. ¿Gusta pasar? La llevó un médico hasta un sótano helado que apestaba a formol y donde había una veintena de gavetas, todas pintadas color verde pistache. Abrió la número tres y jaló la camilla retráctil. ¿La reconoce? Sí, es ella, dijo en estado autómata, cuasi catatónico. Por favor acompáñeme, hay que llenar algunos papeles. ¿Tiene recursos? Pocos, casi me lo he gastado todo. Entonces la depositarán en las fosas comunes. Firme aquí, aquí y acá. Cayó entonces en cuenta que no tenía ni para el pasaje de vuelta a la Ciudad de México. Todo lo gastó en buscarlos. ¡Carlos! ¿Y dónde está Carlos?

Lo siento mucho, no puedo darle informes de ningún muertito, si no es familiar directa. Por favor, ayúdeme, se soltó llorando. Incómodo aquél, cedió. Hay un joven. Hace ni diez minutos lo reconoció la madre y un tío. ¿Puedo verlo? Sólo si no se lo han llevado ya. Y abrió la gaveta pistache nueve. ¡Ese no es Carlos! ¡Ese es Humberto, el exnovio de mi hermana!, gritó descontrolada. Tranquila, es el estrés postraumático, le aseguro que lo han identificado a plenitud y lo cremarán en unos minutos.

Esa es pues, la historia, otra pareja desaparecida y de un par de seguros de vida de diez millones de dólares cuya beneficiaria, era la madre de Carlos. ¿Qué pasó con él? Pues después de obsesionarse con su paradero por unos cuantos meses, parece que con la ayuda de un investigador, le ha encontrado llevando una vida de millonario playboy en las playas de Pinamar, en la Argentina.

@Zolliker

J.S. Zolliker le roba a la realidad una licencia para novelar diversas situaciones, muchas veces cómicas y otras tantas agrias, violentas y crudas.