La extraña lentitud sobre Omnilife

13 de Mayo de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

La extraña lentitud sobre Omnilife

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La Organización Internacional de Policía Criminal, a quien todos conocemos como Interpol, notificó ya en dos ocasiones a la Procuraduría General de la República (PGR) que localizó a una mujer que es perseguida en México por los delitos de administración fraudulenta de la empresa Omnilife. La mujer buscada, a petición de autoridades de Jalisco es Angélica Fuentes Téllez, la exesposa del dueño de las Chivas, Javier Vergara. A la empresaria se le acusa de haber dispuesto de dinero para uso personal y autovenderse obras de arte propiedad de la empresa por debajo de su valor real, acciones que habrían causado un daño a Omnilife. La PGR simplemente no ha dado respuesta a las notificaciones de la agencia más importante en el mundo, que aglutina a 190 países y que su trabajo es reconocido por la localización de personas que pretenden evadir a la justicia. Y si no lo hace la procuraduría, Fuentes Téllez simplemente no puede ser detenida. De acuerdo a los reportes de Interpol, la empresaria desarrolla una vida normal con sus hijos en Texas. La Policía Internacional tiene ya los datos precisos de su ubicación y hasta de sus rutinas. Sólo que, para poder detenerla, la PGR tiene que formalizar la petición de captura a través de la solicitud de extradición a Estados Unidos, algo que no ha ocurrido, a pesar de que los jueces de Jalisco que giraron las órdenes de aprehensión en contra de Angélica Fuentes ya solicitaron a las autoridades federales su apoyo para localizarla, por tener doble nacionalidad (méxico-estadunidense). En 2015 se conoció públicamente la ruptura y enfrentamiento entre Fuentes Téllez y Vergara, que ocupó varias planas de diarios deportivos y políticos, porque en medio de la disputa legal se encuentra el Grupo Angelíssima-Omnilife y el Club Deportivo Guadalajara, las Chivas, empresas de las que Angélica era directora hasta el 3 de abril de ese 2015, cuando su esposo la destituyó. Jorge Vergara sostiene en las acusaciones que fueron más de dos mil 600 millones de pesos los que desvió su esposa a cuentas personales en el extranjero, dinero propiedad del grupo. Esto lo habría hecho a través de falsificar su firma con un sello, que presuntamente le permitieron adjudicarse acciones de la empresa, firmar pagarés y abrir las cuentas bancarias para la transferencia de los recursos. Angélica Fuentes trató de recuperar legalmente el control de las compañías, incluso convocó a una junta de consejo, pero le fue imposible consumarlo y, por ahora, ni siquiera puede usar la marca Omnilife. El empresario declaró que en varias ocasiones trató de llegar a un acuerdo con su esposa, para proteger a sus dos hijas, pero el dinero que exigía, aseguró en 2015, era demasiado. Hay un pequeño pasaje en la historia de este matrimonio que podría explicar la razón de por qué la PGR no atiende este caso con mucho interés y menos velocidad. Resulta que Vergara y Angélica Fuentes se conocieron en 2007, cuando el empresario viajó a Ciudad Juárez y ella se encontraba entre un grupo de empresarios regionales. En esa época Angélica Fuentes estaba casada con un diputado del PRI, Raúl Cervantes, el mismo que ahora es el titular de la PGR, de quien se divorció y a quien, por cierto, acusó de violencia intrafamiliar, por golpearla. Un año después, en 2008, ya estaba casada con el empresario jalisciense. Inexplicablemente la PGR no se ha dado por enterada de la localización que ya hizo Interpol de Fuentes Téllez, para cumplimentar ocho órdenes de aprehensión que hay en su contra y que fueron giradas por jueces de Jalisco. Es indispensable que la Procuraduría, que dirige el ahora exesposo de Angélica Fuentes, formalice la petición de extradición. El tema le toca directamente a la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de la PGR que encabeza Alberto Elías Beltrán, quien legalmente será responsable de cualquier omisión en el caso. Cuando se pregunta en los pasillos de la dependencia qué detiene el procedimiento contra la empresaria, la respuesta es, “formalmente nada, pero hay instrucciones superiores de revisar bien este caso”, otra respuesta es “está en proceso”, y cosas por el estilo. Sin duda, el no atender a la Interpol es una decisión que no pasa por un agente del Ministerio Público ni siquiera de coordinador, sino desde una subprocuraduría o de la oficina del procurador. Mientras tanto la empresaria vive una vida tranquila, cuenta con un gimnasio en El Paso, Texas, y sus hijas acuden a la escuela de forma regular. Todo está en manos de la PGR, habrá que ver cuánto tiempo más deja pasar.

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