Tregua en la guerra comercial

27 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Tregua en la guerra comercial

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1.

El mundo resiente los efectos de la intensa guerra comercial actualmente en curso, de carácter realmente global. En la reunión de invierno, realizada en estos días en Washington, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han encendido las luces rojas y señalado la desaceleración de la economía mundial, acelerada, valga la redundancia, por la incertidumbre del incumplimiento de reglas y acuerdos, la tensión internacional y los fogonazos de cientos de millones de dólares en aranceles y sanciones, generando intensas corrientes de aversión al riesgo. Los mercados no son hoy de compradores, sino están dominados por los especuladores, mermando órdenes de fábrica y generación de empleos. Véase tan sólo en China, un mercado de grandes proporciones, donde en el último mes las exportaciones cayeron 3.4% y las importaciones, la friolera de ocho por ciento.

2.

Quiere decir que los mercados se contraen y los capitales se refugian en las reservas monetarias de los bancos centrales, señaladamente la Reserva Federal de Estados Unidos. Este es el preludio de un shock que podría llevar muy pronto a la recesión en la cual unos países estarán mejor preparados que otros para resistirla. En Washington se estima que México crecerá 0.4% este año, en tanto que Moody’s, otrora optimista, sitúa la cifra en 0.2 por ciento. Casi la catástrofe si el gobierno fuera neoliberal.

3.

China, según el presidente Xi Jinping, está preparada para un largo periplo. Ninguna fuerza podrá detenerla, dijo al mostrar inversiones e ingeniería de gran calibre en el nuevo aeropuerto internacional de Daxing, en las cercanías de Beijing, la inauguración de los puentes más largos e impresionantes del mundo, uno para unir Hong Kong con el distrito de Macao y el otro en el río Yangtsé, de tipo colgante, para unir los suburbios de Nankín; la construcción de prodigiosos trenes bala hacia el interior del país, además del envío de robots a la Luna y la demostración del poderío militar en los festejos del 70 aniversario de la República Popular China.

4.

Entretanto, el presidente Donald Trump enfrenta el desafío de su vida política al estar en juego su reelección y arriesgando la destitución y la desaceleración económica. Por ejemplo, en este año en las proyecciones del FMI, Estados Unidos crecerán 2%, casi un punto menos respecto del año pasado, subrayando que, definitivamente, las guerras comerciales frenaron el crecimiento mundial con un costo que hasta el momento representa 700 mil millones de dólares, una friolera que todo el mundo estamos pagando.

5.

Quizá por ello los dos gigantes reanudaron las conversaciones y otorgaron algunas concesiones para un cese del fuego comercial. Reunidos en Washington, el viceprimer ministro Liu He y el negociador comercial Robert Lighthizer, cedieron algo para, algún día, entrar a la discusión de fondo. Uno acordó posponer las tarifas que se impondrían esta semana a las importaciones chinas a Estados Unidos a cambio de que China reanude las compras de agroproductos, sector más golpeado en las bases de apoyo del presidente Trump. Es un pequeño gesto para lo que debiera ser un gran acuerdo. Empero, debe recordarse que China no es una democracia ni su sistema es realmente de mercado; China es un Estado comunista, en donde el gobierno es el propietario de los medios de producción y la economía está centralmente planificada, con prácticas desleales en patentes, prototipos e investigación industrial. Su moneda no es una divisa convertible, siendo regulada por disposiciones oficiales para manipular la paridad. Ir al fondo de estas prácticas y alinearlas a una regularidad internacional es algo que requiere de una transformación tan profunda como sería una transición a la democracia. China ha mostrado su capacidad para resistir el asedio, Estados Unidos arriesgan la recesión mundial y países como el nuestro batallan, si acaso, para no ser arrollados.