Placeres gastronómicos

26 de Abril de 2024

Diana Loyola

Placeres gastronómicos

la foto

Hace unos días compré freesias, esas flores bellísimas que crecen alineadas en un mismo tallo y cuyo perfume es tan bonito que uno no sabe si perderse en él o en la hermosura de sus pétalos. Aunque las hay en muchos colores, yo las elegí en tonos cálidos (con ese espléndido degradé de amarillos, naranjas y rojos) porque me hacen sentir el amanecer. Ese mismo día, por la tarde, mi esposo y yo decidimos dar un paseo en las calles del centro. Si bien hemos pasado incontables veces por esos lares, esta vez nos abandonamos a la experiencia de sus tiendas gourmet. ¡¿Cómo no lo habíamos hecho antes?!

Comenzamos buscando un regalo y nos topamos con el “Palais des thés” (Palacio de los tés), con una selección muy sofisticada de tés e infusiones (tipo la tienda Whittard en Inglaterra), donde cualquier persona, amante o no del té, puede darse una vuelta al mundo a través de aromas, hierbas, flores y frutos secos de cualquier punto del globo. Tuvimos la suerte de que un experto (esto lo amarán los hipsters) hacía degustaciones maridando diferentes tés con una vasta variedad de quesos franceses; sí, té y queso, y para mi sorpresa van bien. Escogimos una entre muchas cajas japonesas para guardar té, una taza especial para hacer infusiones y un té que nos pareció adecuado para la cumpleañera.

Una cuadra después no pudimos (ni quisimos) resistirnos a entrar a la famosa pastelería, panadería, confitería, chocolatería, salón de té y restaurante: Méert. ¡Dios! Se saturan los ojos ante la exuberancia y abundancia de esas vitrinas, esas pequeñas obras de arte que combinan genovesas, mousses, macarrones, frutas (frambuesas, grosellas, casís, moras, cerezas…), chocolates, pralinés y hasta hoja de oro. Todo con la garantía de ser elaborado a mano por artesanos pasteleros con la mayor calidad posible. El local de Méert me recordó al de la Dulcería de Celaya, en la calle 5 de Mayo, ambas con gran tradición y varios siglos de mantener a sus clientes con los ojos cerrados saboreando sus delicias –Méert se fundó en 1761 y la Dulcería de Celaya en 1874-. Compramos un par de pastelitos que a mi, honestamente, me sacaron una lágrima de agradecimiento. ¡Qué placer más grande!, casi orgásmico, de pronto tomó para mi sentido eso que muchas veces había leído en Instagram: pornfood. Jajajaja.

Antes de regresar a casa, un hombre sonriente, con aire de bon vivant, de sibarita enfundado en pantalones color frambuesa, suéter verde y lentes finsísimos a juego, nos invitó a pasar a la casa de delicatesen “Comptesse du Barry fondée en 1908” y pues ya que andábamos en esas… Apenas entramos, con gesto familiar nos extendió dos pequeñas copitas de plástico con el vino espumoso de la casa, mientras lo bebíamos nos explicó qué varietal de uva usaron, dónde se cultiva, quién y dónde lo producen. Con asombrosa fluidez pasó del vino a la variedad de foie gras que manejan, son tan especializados que hay series numeradas cuyo contenido de ingredientes saborizantes (por ejemplo de trufa negra) va en aumento conforme mayor es el número que lo distingue. Nos ofrece pequeñas muestras y nosotros, desarmados, volteamos a los estantes buscando casi con desesperación la cajita que reprodujera la descripción que él nos dio: Foie gras de pato del sudeste, semi cocido con glaseado de naranja y limón confitado. Lo encontramos, nuestra alma descansa, jajaja. Nuestro anfitrión, de rozagantes mejillas rosadas, nos invita unas finas láminas de chocolate gourmand y yo ya no tengo dudas: quiero vivir en esa tienda.

Mi alma extasiada (no exagero), regresa a casa como flotando, perdida en ese mar de sensaciones y sabores delicadísimos, agradecida y satisfecha, sonriente. Me cuesta hacer piso, darme cuenta que anochece y que debo llegar a preparar la cena. Recuerdo aquel primer capítulo del entrañable libro de Alberto Ruy Sánchez “Nueve veces el asombro”, donde los amantes hacen suyo el azafrán y el aceite de argano, y ambos forman parte de su encuentro amoroso. Pues bien, yo tuve un encuentro amoroso con la comida, con esas especialidades francesas que me regalaron una de las mejores experiencias gastronómicas que he tenido.

À la prochaine!!

@didiloyola