Lecciones de Vida

13 de Mayo de 2024

Ana Saldaña

Lecciones de Vida

Últimamente he estado pensando en la receta ideal para vivir plenamente y tener una buena vida. La semana pasada en el marco de la Convención Bancaria, asistí a una deliciosa charla que impartió el exsecretario de Estado de los Estados Unidos Collin Powell, quien a sus 80 años se veía increíble, fuerte y con una agilidad mental envidiable. Su presencia magnética cautivó a todos los participantes y nos dejó boquiabiertos con su historia de cómo habiendo nacido en el seno de una familia pobre, de padres inmigrantes de Jamaica, había alcanzado el famoso sueño americano venciendo todo tipo de prejuicios. En el plano personal, también recientemente perdí a alguien muy cercana a mí, alguien que siempre fue una continua fuente de inspiración y admiración, mi abuela materna, Ruth. Ella también estadunidense, a sus 95 años me sorprendía continuamente con su mente abierta y con lo fácil que era para ella encontrar coherencia en un mundo que cada vez es más y más complejo, siempre firme para vivir conforme a sus valores. Fue la segunda generación de mujeres en mi familia que asistió a la Universidad, era culta, informada, devoraba libros y estoy segura que en su vida tejió y donó a caridad suficientes bufandas y cobijas para hacer un camino que llegaría hasta la luna. ¿Pero que tiene que ver una cosa con otra, me preguntarás con razón? Hoy en día en el mundo tan globalizado que vivimos, parecería que para inspirar hay que cambiar al mundo con grandes acciones. No voy a negar el enorme mérito de las mujeres y hombres quienes ante toda adversidad lo han podido hacer. Sin embargo, me queda claro que en una menor escala siempre existe la posibilidad de impactar favorablemente al mundo y a nuestro entorno. A mi abuela le encantaba conversar. No podía estarse quieta por un segundo, tenía curiosidad de todo, una facilidad para entender el funcionamiento de las cosas y siempre estaba observando su entorno. Pero sobre todo, tenía una capacidad de mantenerse positiva. Esto es algo que también me impactó de Collin Powell. El mismo se describió como un eterno optimista. Es increíble como una vida con esta actitud se vuelve más ligera. Seguramente al igual que yo, tendrás algún amigo, conocido o familiar que siempre tienen un problema, siempre hay algo que está pasando en su vida que hace que la esté pasando mal. Parecería que vive con una nube negra y continuamente sufre, pero ¿será mala suerte o será que su elección de vida es cargar más bagaje al ver todo negro y complicado?

Si uno lo analiza este tema con aún más detenimiento, para tener una actitud positiva también hay que poseer una parte pragmática y entender lo importante que es tomar control de tu vida y tu cuidado personal. Recuerdo como hablando con mi abuela cuando falleció mi abuelo con quien había estado casada durante casi 60 años de su vida, le pregunté qué iba a hacer sin su pareja de vida. Para muchas habría sido el acabose. Ella sin chistar me dijo que había tenido una vida fabulosa con su pareja, pero que también había que saber cuándo dejarla ir. Tiempo después, consciente de sus limitaciones y los riesgos que existían al vivir sola, decidió mudarse a una residencia para ancianos que ella misma escogió sin que sus hijos pudieran opinar o tuvieran que presionarla. Al mudarse, de un día para otro, decidió también dejar de manejar. Ella misma coordinaba sus citas con los médicos y tratamientos cuidando hasta su dentadura, que le dio batalla dejándola comer de todo hasta sus últimos días, incluyendo su filete a las brasas que tanto le gustaba. También durante este cambio de vida empezó un gran ejercicio de desapego en el cual a lo largo de varios años fue deshaciéndose de cosas, heredando en vida a sus hijos y nietos las cosas que para ella tenían valor. Nunca dejó a otros sus decisiones personales y las tomó acobijada con cariño y amor de toda su familia. Entiendo que hay momentos en los que sabemos que es lo mejor para nosotros, sin embargo, el miedo, el deseo de que las cosas no cambien, hacen que muchas veces vivamos situaciones que podríamos cambiar con solo tener voluntad de hacerlo. Pero sin lugar a duda no podríamos hablar de una vida plena, sin hablar también de lo que uno da. Muchos nos olvidamos de cuanto un simple acto de dar retribuye a la persona. Tanto Collin Powell, como mi abuela, claro en escalas muy diferentes, entendieron lo importante que es impactar a tu entorno, comunidad y dar al prójimo. Collin Powell a través de su Fundación enfocada a ayudar a los jóvenes en los Estados Unidos se enfoca en romper la barrera de la pobreza a través del acceso a la educación. Mi abuela a su vez, en una escala mucho más pequeña, como maestra abrió el mundo a muchas de sus estudiantes quienes al topárselas más tarde en la vida la recordaban con cariño diciéndole lo útiles que habían resultado sus clases. Fundó y colaboró para construir una iglesia en la que siempre participó. Siempre tenía en su bolsa alguna cobija o bufanda que estaba tejiendo para donar a fundaciones o a la misma iglesia. Todavía a sus 95 años recolectaba y distribuía correspondencia para varios vecinos y después de leer su periódico, lo separaba para llevar secciones de su periódico a varios residentes con afición a los deportes o temas particulares. A la familia le dio todo, también apoyando cuando podía y estando continuamente presentes en nuestra vida mostrándonos lo mucho que nos quería y lo orgullosa que estaba de toda la familia. En una sola mañana desmontamos su pequeño departamento y encontramos en su mayoría cosas que tenían un valor sentimental, fotos, cartas de amigos y las cartas de mi abuelo que le mandó mientras estaba en Europa en la Segunda Guerra Mundial, recortes de periódico de familiares y conocidos. La conexión y el esfuerzo que siempre hizo para mantener esa red de amigos y familia fue evidente en esa triste mañana. Como nieta también me dio todo. En mi vida adulta disfrutaba enormemente charlar con ella y descubrir lo parecidas que éramos en muchos sentidos y descubrir las increíbles historias de vida y aventuras que había tenido, así como más de mis orígenes. Y bueno hablando de orígenes, no sé si le hubiese gustado que la mencionara en un artículo comparándola con un Republicano connotado como Collin Powell, ya que como un día me dijo “nuestra familia siempre ha sido Demócrata”. Pero bueno, estoy segura que hasta eso lo vería con humor, ya que seguramente me diría, con lo enterada que estaba, que el mismo Powell había enmendado su camino y en esta última elección, había públicamente decidido votar por los Demócratas. Así, la vida se va en un abrir y cerrar de ojos. Sin duda, debemos tener el compromiso personal de vivirla lo mejor posible, nutrirnos como individuos y esforzarnos por impactar positivamente nuestro entorno. Y bueno no está de más, cerciorándonos que nuestra familia, seres queridos y amigos sepan lo importante que son en nuestras vidas para no solo enriquecer nuestra vida, sino también la de ellos.

Espero que tengas un fabuloso día y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!

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