El agente infiltrado Fonseca y Lima IV

27 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El agente infiltrado Fonseca y Lima IV

Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima, adscrito a Seguridad Pública sin nuevo sector designado, que lleva una semana vigilando con suma discreción el edificio corporativo hasta donde siguió a uno de los individuos elegantemente ataviados de paisano que —asume— es de los líderes de la “banda de los cubrebocas”, afamados por sus millonarios atracos en diversas joyerías.

Reporta el agente Fonseca y Lima que en todo este tiempo no ha vuelto a vislumbrar al individuo que denominó con el alias de Víctor (a sabiendas que ese no es su nombre real porque la gente que quiere mantener encuentros sexuales furtivos siempre oculta su verdadera identidad), ni a la elegante dama, ni al joven rapado con barba de candado. Sin embargo, sí ha visto diario al recepcionista que, coqueto, le llamó “Cariño”, por lo que lo estuvo siguiendo: a las 900 y 1100 horas sale a fumar un cigarro, sin falta. A las 1400 se va a comer sin portar el saco de su uniforme.

Reporta el agente Fonseca y Lima que aunque sus superiores lo han estado presionando para que rinda frutos su investigación de automóviles robados en la ciudad, ha estado entregando informes en algún grado inventados, para calmarlos y que lo dejen en paz, pues su instinto lo obliga a continuar con esta línea de investigación que tanto le han negado, máxime cuando sepan que descubrió cómo se comunican mensajes vitales algunas de las bandas más peligrosas.

Reporta el agente Fonseca y Lima que dicha revelación se debió a una mera casualidad derivada de la persistencia que su disciplina y convicción le imponen desde muy joven. En fin, a ver si no lo corren, pero es que siguiendo a “Cariño” por varias cuadras por varios días hasta su fonda de comida corrida, siempre en el mismo trayecto, observó en él, una conducta aparentemente normal, pero que le hizo sospechar: sin falta se detenía a mirar los menús en otros —los mismos, siempre— restaurantes, reporta.

El detonador de todo fue que el agente Fonseca y Lima, reporta, se detuvo el tercer día, ya de regreso al corporativo, a mirar uno de esos pizarrones que anuncian las ofertas del día que “Cariño” había observado detenidamente, pero ignorado y encontró que la oferta del platillo principal era mucho más apetitosa e incluso más económica que la grasosa sopa de letras, el arroz rojo con huevo frito encima y el guisado que aquél consumía religiosamente en el lugar de siempre.

Reporta el agente Fonseca y Lima que se impresionó por la creatividad de lo descubierto, pues otros como él —y de no tener su formación— hubieran claudicado por parecerles una rutina aburrida y sin sentido. Fonseca y Lima no, pues pronto descubrió la forma de operar. Los menús decían en diferentes colores y letras: “Prueba nuestra promoción: Estás de suerte y pide una copa de tinto y te regalamos la segunda”, “No dejes que la sombra que te sigue te arruine el día, disfruta nuestro menú ESPECIAL de oficinista con un postre gratis”, “Todo al 50%, si no te gustan las ofertas para Godínez, continúa tu rutina y no te distraigas porque aquí queremos sonrisas”.

Reporta el agente Fonseca y Lima que casi se infarta en cuando descubrió que todo cobraba sentido en cuanto juntaba las palabras con color diferente o en cursivas: “Estás de suerte” + “no dejes que la sombra que te sigue a te arruine” + “continúa tu rutina y no te distraigas”.

Continuará…

Parte I

Parte II

Parte III