Ocean’s 8: la copia no reemplaza al original

6 de Mayo de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Ocean’s 8: la copia no reemplaza al original

alejandro aleman

“A las mujeres usualmente no quieren vernos, así que sacaremos provecho de ello”. Con esa frase es que Debbie Ocean (Sandra Bullock) explica por qué su grupo de estafadoras está compuesto únicamente por mujeres. Se trata de Ocean’s 8, el spin-off de la saga Ocean’s (2001-2007) dirigida originalmente por Steven Soderbergh (a su vez remake de un clásico de los 60 con Frank Sinatra y Dean Martin) y protagonizada por George Clooney y Brad Pitt. Debbie es la hermana del ya fallecido Danny Ocean (Clooney), pero el arte del engaño y la estafa no murieron con él; su hermana es una digna heredera y para demostrarlo pondrá en marcha su plan: robar unas costosas joyas en plena Met Gala de Nueva York. Para ello, Debbie reúne un grupo de expertas en diversas materias: una diseñadora de modas (Helena Bonham Carter), una astuta ladrona (Awkwafina), una experta en joyas (Mindy Kaling), una disciplinada operadora (Sarah Paulson) y claro, una hacker (Rihanna). Todas bajo el mando de Debbie y su mejor amiga, Lou (Cate Blanchett). Con ese gran cúmulo de talento (¿incluso mayor que el de las películas originales?) es clara la expectativa que genera este filme, pero desgraciadamente la promesa se vuelve en decepción, principalmente porque todas estas superestrellas están absolutamente desperdiciadas. Coescrita y dirigida por Gary Ross (Hunger Games) junto con Olivia Milch en el guion, Ocean’s 8 sigue al pie de la letra la estructura clásica de una heist movie (o para no ir más lejos, sigue al pie de la letra la estructura de la primera Ocean’s), a saber: plantear el objetivo, reunir a los cómplices, ejecución, giro de tuerca imprevisto y fin. Pero uno no acude a este tipo de cintas por su astuta trama o el ingenioso giro de tuerca. No. Lo que convoca es ver el ensamble de estrellas interactuando entre sí, y es ahí donde la película no termina de convencer. Ellas están presentes, pero el guion de Ross (derivativo, sin riesgo) y su dirección (plana, sin chiste) hacen de esto apenas un palomazo de fin de semana. La excepción es Anne Hathaway, quien se divierte y nos divierte en su papel como estrella de cine banal y caprichosa, que será pieza clave del robo. Hathaway resulta ser más astuta que Bullock y Blanchett porque, a diferencia de aquéllas, ella sí se roba la película. Al igual que la copia con la que pretenden reemplazar la joya original, esta cinta es una mala reproducción de aquella de Soderberg: brillante y bonita, pero una copia al fin. Y al final no deja de ser irónico que la gran falla en esta película de mujeres sea justamente el hombre que está al mando de ellas. @elsalonrojo

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