México se encuentra en la zona conocida como el Cinturón de Fuego del Pacifico, una de las regiones de más alta ocurrencia sísmica en el mundo. El servicio sismológico nacional reporta más de 16 mil sismos registrados, con una escala mayor a 3.5 grados, en los últimos 12 años. Uno de los eventos que impulsaron la cultura de prevención sísmica de México fue el terremoto de Orizaba, una tragedia que ocurrió hace 45 años.
A las 3.45 de la mañana del 28 de agosto de 1973 la destrucción se hizo presente en Orizaba con un terremoto que se mantiene en la memoria de quienes lo vivieron. Con 7.2 grados en la escala Richter, muchos edificios, casas e iglesias sufrieron graves daños e incluso de desplomaron.
La zona centro de la entidad, junto con la región de Esperanza, Tehuacán y Puebla, se vio sacudida por el terremoto trepidatorio que duro más de 2 minutos. Armando López Macip, el actual director de Cultura del Ayuntamiento recuerda:
Yo lo viví directamente, vivía cerca de la iglesia de San José y era acólito ahí, entonces fui de los primeros en llegar en la maña na y ver todo eso destruido, ayudar a los padres a recoger imágenes caídas, subimos la bóveda y vimos el inmenso boquete que había, apenas tenía 12 años, pero ayudé”, señala un testimonio recuperado.
El saldo oficial fue de 527 personas muertas y más de cuatro mil heridas, así como pérdidas millonarias que llevaron a diversas comunidades a reconstruir su legado arquitectónico. En el caso de Veracruz, solo el sismo de Xalapa de 1920 dejó más muertes con 600 fallecidos.
Los lugares más afectados fueron la zona centro de Veracruz y Ciudad Serdán. En estas zonas, el saldo de muertos se ubicó entre mil y 2 mil personas, pero debido al gran número de edificios y casas destruidas, se estima que la cifra fácilmente podría haber estado cerca de 4 mil fallecidos.
(Con información del Ayuntamiento Constitucional de Orizaba) KI/EC