Vaya polémica que se ha armado por el encuentro que sostuvieron el martes el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y sus dos predecesores: José Antonio González Anaya y José Antonio Meade. Pero, como dicen allá donde estudiaron sus posgrados los tres: hold your horses, que significa algo así como “no se aceleren”. Lo que sucedió tuvo un origen bastante menos dramático que la especulación popular, pues lo que se había hecho originalmente, dicen los que saben, fue quedar en un desayuno para saludarse, ponerse a las órdenes de don Arturo —como procede con el protocolo del servicio público— y ofrecerle lo que llegara a necesitar. No había agenda ni tampoco hablaron de temas innombrables. Tampoco se habló de una próxima reunión en el despacho del secretario en Palacio Nacional.