Víctimas en caso Atenco reviven vejaciones y abusos en CoIDH

13 de Mayo de 2024

Víctimas en caso Atenco reviven vejaciones y abusos en CoIDH

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La Corte revisa acciones del estado mexicano tras detención ilegal y arbitraria, tortura física, psicológica y sexual a 11 mujeres en 2006

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en una audiencia pública comenzó a revisar el caso de once mujeres que acusan tortura sexual durante los operativos policiacos del 3 y 4 mayo de 2006, en Texcoco y San Salvador Atenco. En un inicio, los magistrados escucharon a cinco de las once denunciantes del Estado mexicano, así como a la representación de la Comisión Interamericana de Derechos HUmanos, que estudió el caso y dio un informe a fondo. Con dolor Norma Jiménez, Claudia Hernández, Bárbara Italia Méndez Moreno, Angélica Patricia Torres Linares describieron cómo las fuerzas de seguridad las torturaron y las agredieron sexualmente. Las dos primeras recordaron que mientras unos agentes abusaban de ellas otros veían, se burlaba y no hacían nada.

Contaron que los abusos les rompieron la vida. Hasta ahora les cuesta trabajo socializar y relacionarse con la gente, particularmente con los hombres. Sus carreras profesionales se vieron interrumpidas ante el trauma que les dejó la violencia de la que fueron víctimas. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tomó el caso en 2011 ante la ineficiencia y ausencia de sanciones en nuestro país, por lo que en 2015 dictaminó que 11 mujeres en Atenco fueron víctimas de detención ilegal y arbitraria, tortura física, psicológica y sexual, falta de acceso a la justicia y otras violaciones a derechos humanos por parte de las autoridades.

“Mi papá no nos habla”

“Mi papá no nos habla y cree que estoy equivocada por estar denunciando aquí", aseguró Norma, quien en ese entonces tenía 23 años, era estudiante de artes plásticas en el INBA y colaboraba para una revista independiente. Relató que tras ser golpeada y víctima de acoso sexual, no pudo terminar la carrera porque los dedos de sus manos quedaron afectados. “Nos dijeron que nos iban a matar, a desaparecer y que nuestra familia no podría vernos nunca más”, afirmó. “La tortura sexual destruye vidas y familias. A las sobrevivientes nos ha tocado repararnos solas”. https://twitter.com/CentroProdh/status/931232242520621056

“Quise aventarme de la ventana de mi cuarto para acabar con mi vida y el dolor” Por su parte, Claudia dio su testimonio de aquel mayo cuando los policías vestidos de negro y gris la detuvieron, le cubrieron el rostro y la golpearon en la cabeza y costillas.

Dentro de un autobús repitieron la agresión. “Esta perra es de Tepito. Hay que hacerle calzón chino”, escuchó. Ella estaba en su ciclo menstrual. “Vamos a ensuciar más a esta perra”, gritaron. Le bajaron la pantaleta e introdujeron sus dedos en la vagina. “Ha sido un camino muy difícil porque no pude retomar mi vida.

No quería regresar a la universidad. Me sentía sucia, humillada y que no tenía ningún valor. No pude volver a escribir. Me pude titular hasta 10 años después”, dijo. “Quise aventarme de la ventana de mi cuarto para acabar con mi vida y el dolor. Ya no podía soportarlo”, dijo.

https://twitter.com/CentroProdh/status/931263165827915776

“Tuve una depresión muy profunda”

En tanto, Bárbara Italia se cuestionó "¿por qué me detuvieron arbitrariamente y me torturaron sexualmente?”, al tiempo que señaló cómo uniformados la manosearon y le metieron dedos dentro de los glúteos y su boca, y en un camión donde la trasladaron a un penal, la violaron.

“El estrés y el miedo me llevaban a dormir muy tensa y me amolé las muelas. Tuve una depresión muy profunda”, sostuvo. Solicitó a la Corte exigir una investigación que logre sancionar a los actores materiales de nivel estatal y federal.

“Creo que era menos el dolor físico que todo lo que me habían dicho”

En la sede la la CIDH, Angélica relató que al ver el operativo en Atenco aquél día de mayo, se metió en una casa junto con otras personas, pero fueron sacadas por elementos policiacos con uniformes negros o azules, los cuales la amenazaron, golpearon y violaron. Recuerda que al ser subida con otras personas a un camión donde un agente manoseó su pecho, otro la golpeó y la aventaron al pasillo. “Todo el trayecto fue de golpes y de amenazas”. Al bajar un policía la jaló del pantalón y la puso contra la pared, donde le metió sus dedos en la vagina. Su cuerpo ya estaba lleno de moretones: “Creo que era menos el dolor físico que todo lo que me habían dicho”, declaró llorando. La sesión seguirá mañana viernes, con los alegatos tanto de las víctimas y sus representantes legales del Centro de Derechos Humanos MIguel Agustín Pro Juárez, y por parte de los representantes del Estado mexicano. Mariana Selvas Gómez, Georgina Edith Rosales Gutiérrez, María Patricia Romero Hernández, Norma Aidé Jiménez Osorio, Claudia Hernández Martínez, Bárbara Italia Méndez Moreno, Ana María Velasco Rodríguez, Yolanda Muñoz Diosdada, Cristina Sánchez Hernández, Ángela Patricia Torres Linares y Suhelen Gabriela Cuevas Jaramillo, se trasladaron al Costa Rica para dar su testimonio como víctimas del operativo realizado en 2006 en el Estado de México. Las once mexicanas son representadas por las abogadas Florencia Reggiardo, del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), instancia hemisférica no estatal, y por Stephanie Brewer y Araceli Quirós, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, de México. La contraparte del Estado mexicano es numerosa y, entre otros, están el embajador de México en Costa Rica, Melquiades Morales, la jerarca de la Unidad para la Defensa de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Patricia Colchero Aragonés, y el fiscal general del estado de México, Alejandro Gómez Sánchez. (Con información de Milenio, La Jornada. Foto Especial) RB

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