La estrategia de militarizar la seguridad pública en el país que han mantenido las últimas tres administraciones ha implicado “ataques sistemáticos” de las Fuerzas Armadas en contra de la población, lo que ha provocado el aumento de crímenes internacionales y violaciones graves a los derechos humanos en todo el país, así lo advierte el informe La guerra interiorizada de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos.
De acuerdo con el análisis la política de seguridad “militarista” que se ha mantenido desde el gobierno de Felipe Calderón y la continuidad que tuvo en el sexenio de Enrique Peña Nieto, seguida en el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, han repuntado los casos de detenciones arbitrarias, privaciones graves de la libertad, torturas, violencia sexual, desapariciones forzadas y asesinatos, entre otros delitos, bajo el supuesto objetivo de buscar desarticular a las organizaciones criminales.
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Muestra de cómo la “estrategia castrense” que ha prevalecido por más de 15 años ha incrementado la cantidad de víctimas de crímenes de lesa humanidad, quienes han terminado por ser revictimizadas e invisibilizadas, es el hecho de que más de la tercera parte de las investigaciones que acumulan las fiscalías y procuradurías del país se recibieron en los primeros tres años de la actual administración.
De las 49 mil 051 denuncias por tortura registradas entre enero de 2006 y noviembre del año pasado, 15 mil 909, equivalentes a más del 32%, corresponden “exclusivamente” a casos de los últimos tres años; además de que las fiscalías sólo tienen registro de 96 consignaciones o judicializaciones, lo que representa menos del 0.2% de las denuncias.
Al advertir que “los casos de crímenes internacionales cometidos por elementos militares” en los últimos 15 años están presentes en prácticamente todo el país, el informe advierte que se trata de un “problema sistémico” en el que se ven involucrados altos mandos, por lo que el análisis descarta que ese incremento de violaciones graves implican a “malos elementos en una buena institución”, pues la mayoría de ellos se han encubierto e incluso hasta promovido por los mismos mandos castrenses.
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