Un atentado suicida en una reunión religiosa dejó el martes al menos 50 muertos y 72 heridos en Kabul, en uno de los atentados más sangrientos en la capital afgana en las últimas semanas. El ataque se produjo en una sala de fiestas durante la reunión de ulemas, para celebrar el aniversario del profeta Mahoma y se produce luego de varias semanas de una ola de violencia en el país en la que murieron centenares de personas. “Ulemas de todas partes del país y otras muchas personas participaron en la ceremonia”, dijo a la AFP el portavoz del Ministerio de Defensa, Najib Danish. “Se estaba recitando el Corán cuando explotó la bomba”, dijo a AFP Mohammad Hanif, un estudiante de lectura religiosa. “Era un caos, muchos gritaban, llevamos a los heridos en las ambulancias y muchos de los muertos son jóvenes”, agregó, con la ropa cubierta de sangre. Las fotos en las redes sociales mostraron cuerpos tendidos en el suelo, manchas de sangre y sillas volcadas. Hasta el momento el atentado no ha sido reivindicado, pero el grupo Estado Islámico (EI), extremistas sunitas, suele ser el autor de los ataques suicidas en Afganistán. El portavoz de los talibanes Zabihulá Mujahid, escribió en un mensaje de WhatsApp, que “condena enérgicamente este ataque en el mitin de jerarcas religiosos y civiles”. Según el portavoz del ministerio de Salud, el balance fue revisado y contabilizaron 50 muertos y 72 heridos a última hora de la tarde del martes. “Un suicida hizo detonar su carga explosiva en el lugar durante una ceremonia”, dijo el portavoz de la policía de Kabul, Basir Mujahid, confirmando el balance. La ONG italiana Emergency indicó en Twitter que una docena de heridos fue ingresada en su centro de asistencia de Kabul, todos ellos “de gravedad”. Uno de los directivos de Uranus Wedding Palace, que también alberga eventos políticos y religiosos, dijo a la AFP que el atacante suicida se hizo estallar en medio de un evento en el que había unas 1.000 personas. “Hay muchas víctimas, he contado 30", dijo a la AFP pidiendo el anonimato.
Elecciones y violencia
Es uno de los atentados más sangrientos cometidos en la capital afgana desde el mes de septiembre cuando un doble ataque con bomba dejó al menos 26 muertos. En septiembre otro ataque suicida contra afganos que protestaban contra el nombramiento de un jefe de la policía local en la provincia de Nangarhar, (este del país), dejó al menos 68 muertos e hirió a 165. Ningún grupo reivindicó la explosión. En enero, una ambulancia repleta de explosivos estalló en una concurrida calle en el corazón de Kabul, provocando la muerte de al menos 100 personas, la mayoría civiles. El ataque fue reivindicado por los talibanes. Las elecciones legislativas del mes pasado estuvieron acompañadas por una ola de violencia en todo el país. Centenares de personas murieron o resultaron heridas en ataques vinculados a los comicios. No es la primera vez que las milicias atacan a religiosos. En junio, un camión bomba estalló cerca de una reunión de clérigos en Kabul una hora después de que el grupo condenara esos tipos de ataques como un pecado. El ataque del martes se produce en momentos en que los talibanes presionan a las fuerzas de seguridad afganas a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional para iniciar un diálogo de paz. El enviado especial de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, dijo el domingo en Kabul esperar que se alcance un acuerdo de paz para poner fin a 17 años de guerra antes de la elección presidencial de abril.