Alertan sobre peligros del presidencialismo hegemónico

13 de Mayo de 2024

Alertan sobre peligros del presidencialismo hegemónico

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Un libro publicado por el INE y el Copuex detalla cómo la centralización del poder de López Obrador atenta contra la división de Poderes y la democracia

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha ido consolidando en los últimos tres años como un presidencialismo hegemónico que ha puesto en jaque la división de Poderes en México; sin embargo, cuando el liderazgo es además carismático y populista, se corre el riesgo de erosionar el sistema democrático y transitar hacia un régimen autocrático, advierte el libro Elecciones 2020-2021. Pluralismo o presidencialismo hegemónico.

Presentado este lunes por el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Colegio de Profesores-Investigadores con Actividades Académicas Formales en Universidades Extranjeras de Excelencia (Copuex), el libro de mil 680 páginas está integrado por ensayos de 82 autores, entre ellos políticos de todos los partidos, servidores públicos, funcionarios electorales e investigadores universitarios.

“La conducción política del gobierno federal encabezada por Andrés Manuel López Obrador se encuadra en lo que los politólogos denominan presidencialismo hegemónico, el cual se caracteriza por una fuerte centralización del poder y acaparamiento en la toma de las decisiones públicas. A ello se suma, un liderazgo presidencial carismático con altos índices de popularidad, que obnubila las opiniones en contrario”, define José Luis López Chavarría en su artículo “¿Es viable el Estado de derecho sin división de Poderes?”

“No es de extrañar, que con su estilo autoritario y populista pretenda someter a su narrativa ideológica al Congreso y al Poder Judicial; minar la imparcialidad de la administración de justicia y doblegar a los organismos constitucionales autónomos” agrega.

Sobre la concentración de poder y el estilo personal de gobernar de López Obrador, Samuel Palma habla de la transición del Ogro filantrópico (retomando la alegoría con que Octavio Paz describió el poder del PRI, al mismo tiempo paternalista y depredador) hacia el “Ogro ex abrupto”.

“La respuesta que ha mostrado el actual gobierno frente a la caducidad del Ogro Filantrópico y de las repuestas neoliberales, trae otra modalidad de Leviatán, ahora se trata de uno de carácter impulsivo que desprecia reglas y regulaciones, de modo que impone a un nuevo Ogro; se le puede identificar como ex abrupto, pues éste rechaza la existencia de intermediaciones del gobierno hacia la sociedad, postula una vinculación directa que se opone a las normas de operación, procura la centralización excesiva y un carácter intempestivo”.

Según el autor, el Ogro ex abrupto oculta su sentido discrecional y autoritario con su capacidad para lograr popularidad: “busca no someterse al mercado, tampoco a los rigores de una política social, institucional en su aplicación o de una administración con sentido estratégico, pues la dominan los impulsos, como lo exhibiera en el simulacro de encuesta para cancelar, de forma volitiva, el aeropuerto de Texcoco y en la manera de instrumentar sus proyectos estratégicos que primero inician y después se estudia su viabilidad”.

Para la magistrada María Magdalena Alanís Herrera, el llamado “presidencialismo carismático”, como el que ejerce López Obrador, representa un riesgo para la división de Poderes, el Estado constitucional y el sistema democrático.

“Esta variante del presidencialismo se identifica con el populismo democrático decisionista, ya que sostiene como tesis principal que el Presidente, al ser depositario del poder Ejecutivo y jefe de Estado, representa a la soberanía del pueblo y expresa la voluntad de éste a través de sus actos. Así, es concebido por la ciudadanía como un líder carismático, con total confianza para adoptar las decisiones públicas fundamentales que regirán al país de manera unilateral”.

Desde su punto de vista “es menester evitar la formación y consolidación de gobiernos como el presidencialismo carismático, que buscan centralizar y concentrar el poder, pues son contrarios a los ideales democráticos y a la progresión en la garantía y protección de los derechos fundamentales. En este tipo de gobiernos, se invisibiliza un gran número de voces y los derechos humanos que estas voces defienden”.

En otro ensayo, escrito por Luis Olvera Cruz, funcionario del Instituto Electoral de la Ciudad de México, se alerta sobre la utilización de la austeridad presupuestal para minar a los órganos constitucionales autónomos, al reducirles el gasto con el fin de que no puedan realizar sus actividades sustantivas.

“Ante este escenario, cobra vigencia lo planteado por Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, quienes refieren que, así como solemos creer que las democracias mueren a manos de hombres armados, existe otra manera de hacer quebrar una democracia, un modo menos dramático, pero igual de destructivo. Las democracias pueden fracasar a manos no ya de generales, sino de líderes electos, de presidentes o primeros ministros que subvierten el proceso mismo que los condujo al poder, erosionando la democracia lentamente, en pasos apenas apreciables”.

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