“El tesoro del alfombrismo es la comunidad”
Maestro Alejandro Lira comparte el orgullo de esta tradición huamantleca

EJECENTRAL
Por Nahum Torres | @nahjum
Cualquier persona puede tirar aserrín coloreado o arena al piso, sin embargo, para ser alfombrista se debe tener una perspectiva más amplia. “Un alfombrista es toda persona que se involucra en una obra colectiva (pero) debe ser solidario, fraterno y sobre todo, ser sensato”, dice el maestro Alejandro Lira.
El alfombrismo es una práctica que data de al menos 140 años atrás, refiere uno de los líderes de Alfombristas Mexicanos A.C., organización encaminada a rescatar, preservar y difundir esta tradición de “arte efímero” que, en México, tiene su origen en el hoy pueblo mágico de Huamantla, al pie del volcán La Malinche, donde ya es patrimonio cultural inmaterial del estado de Tlaxcala, a partir de una declaratoria del poder legislativo en agosto de 2013.
En la tranquilidad de su estudio en la Ciudad de México, Lira Carmona explica que, como muchas otras expresiones del arte popular mexicano, el alfombrismo es resultado del sincretismo. “Se tiene el registro de que en la época prehispánica se realizaban caminos de flores y otros elementos naturales para ciertas celebraciones. Estas expresiones fueron transformándose en las diferentes etapas de la Nación por la mezcla de tradiciones, de gustos, de religiosidad, dando como resultado las alfombras y tapetes tal y como les conocemos”.
Se trata de una actividad incluyente, asegura. En su elaboración “pueden participar desde la persona más humilde hasta la más preparada, sin importar condición social o nivel económico”.
Si bien el alfombrismo tiene un origen de carácter religioso, para los Alfombristas Mexicanos la tradición es generosa, por lo que se encuentra en plena transformación hacia otros ámbitos. Además de las aportaciones sociales mencionadas (inclusión, participación), también promueve el respeto por el medio ambiente y exalta la biodiversidad del lugar donde se realiza.
“El año pasado logramos realizar una gran alfombra en el Parque Ecológico de Xochitla con elementos naturales del propio lugar y al concluir todos esos elementos se reincorporaron al Parque como composta; en ese caso la alfombra se transforma en un mensaje ambiental”, explica.
Una alfombra es una experiencia polisensorial
La alfombra es una ofrenda floral de carácter específicamente contemplativo, pero más que una obra de arte, dice, “la pienso como una expresión festiva del pueblo. A través de la alfombra se dan mensajes de colectividad, son relatos de la fe de un pueblo. Así ha sido siempre y justo eso es lo que la diferencia de una escultura o un graffiti”, refiere.
“Ver terminada una alfombra es una experiencia polisensorial”, aclara, para reiterar su carácter efímero: “La alfombra solo se puede apreciar una sola vez; posteriormente dejará de estar y quedará en la memoria y en las emociones” de quienes fueron a verla. “La alfombra se puede oler, también se puede percibir por el mensaje que expresa e incluso se pueden escuchar... incluso, con el viento se genera un movimiento de todos sus elementos.”
Tal y como sucedió en la alfombra para el papa Francisco en Ecatepec, en la que fueron colocadas unas palomas “y con el viento se generó un efecto muy lindo en sus alas...”, destaca. Para esta obra monumental participaron casi 200 personas. Y aunque la labor para armar una alfombra es demandante y su periodo de vida muy corto, no hay ninguna clase de reproche. “La razón por la que no tenemos conflicto con el tiempo que permanece y el tiempo de realización proviene de una cosmogonía de saber que nada es para siempre, aquí estamos de paso, como decía Nezahualcóyotl”, explica.

Maestros alfombristas viven un cambio generacional
Muchos de los maestros alfombristas son artistas plásticos. Se trata de las personas con un conocimiento más profundo de la tradición, por ello son quienes reciben el encargo de plasmar el sentir de una comunidad, asegura.

Lira Carmona heredó el cargo de maestro alfombrista de su padre, José Lira. “El alfombrismo influyó muchísimo para que yo desarrolle una carrera como arquitecto paisajista, pero independiente de mi vida académica o cualquier logro profesional, ser alfombrista es parte de mi vida: desde niño he crecido entre arte, colores, flores, tradiciones, sentimientos”, dice mientras una sonrisa nace en su rostro.
Reconoce que entre los (nuevos) maestros existe un cambio generacional en Huamantla, en gran parte por que el contexto cultural, político y económico es distinto, además de que ahora son los hijos de los maestros quienes han tomado la estafeta; sin embargo, “prevalecen los valores del alfombrismo”.
El también arquitecto comparte que su primera alfombra fue justo dedicada a su padre, quien cayó enfermo. “La manera que encontré para motivarlo fue que yo hiciera una alfombra y la única manera para hacerla es que yo tomara asumiera el papel de maestro. Afortunadamente lo logré y ahora acompaña mi labor como profesionista”. Cuando se le pregunta cuáles alfombras siente más cercanas, el maestro Lira Carmona rememora cuatro de ellas: “La obra dedicada al papa Francisco es importante porque logró unificar a una comunidad; la primera alfombra que hice fue importante porque conseguí motivar a mi familia; la obra que realizamos recientemente en Noto es trascendente para transmitir el orgullo de ser alfombristas; y recientemente, en Puebla, elaboramos una alfombra (“La tentación de Jesús”) sin ningún dibujo previo y el resultado fue muy satisfactorio, inesperado... “Cada alfombra te deja una experiencia diferente”, asegura.
Asociación de Alfombristas Mexicanos
Con dos años de existencia como Alfombristas Mexicanos, la Asociación ha participado en diferentes galerías del mundo donde el alfombrismo es también una tradición. En 2014 expusieron en Berlín, así como en el V Congreso Internacional de Arte Efímero, en Roma; además en Comptoir Suisse, Lausanne, Züspa, Zúrich, Suiza.
En febrero de este año realizaron las alfombras para la visita del papa Francisco a la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, y a Ecatepec, Estado de México; y el pasado 15 de mayo obtuvieron el Premio al Boceto en L’infiorata de Noto, Sicilia, Italia, con una alfombra dedicada a Mictlantecuhtli y Quetzalcóatl con base en El Códice Borgia.
“El Congreso reúne a comunidades de alfombristas de todo el mundo, principalmente de Europa, y la temática fue de Mitos y Leyendas y nosotros elegimos el mito del Quinto Sol Nahui-Ollin, por la importancia de su significado: el inicio de la era en que habitamos el planeta”, explica.
Alfombristas Mexicanos en Noto Una foto publicada por Alfombristas Mexicanos (@alfombristasmexicanos) el
Finalmente, el maestro Lira comparte su postura respecto a los peligros de una imagen estática de las culturas populares: “Cuando somos espectadores, cuando tenemos un papel no activo en las tradiciones, es cuando precisamente tenemos una perspectiva superficial o hasta distorsionada de lo que son nuestras tradiciones. Nuestra propuesta se dedica a comprender qué valores tiene nuestra tradición y de qué manera podemos aplicarlos para vivir mejor en el contexto en el que estamos”.
“Tenemos claro que no se puede construir desde la negación”, asegura.
Recuerda que el alfombrismo nace en Huamantla a partir de una posible inundación. “Tengo la convicción de que su origen es un acto sensato de superviviencia”, dice, un acto en el que interviene toda la comunidad: “Eso es lo que hemos descubierto y por eso nos organizamos e invitamos a sumarse. Cuando en Huamantla se den cuenta de que el verdadero tesoro del alfombrismo es la comunidad misma será el momento en que podremos transformarnos como la zona más importante del Altiplano”.
La asociación puede encontrarse en las redes sociodigitales: Facebook, Twitter e Instagram. Su página es Alfombristasmexicanos.com.