La complicidad entre funcionarios del gobierno y las mafias chinas, el deterioro de las relaciones entre Pekín y Washington, así como las arraigadas conexiones entre los cárteles mexicanos y las bandas de lavado de dinero chinas son factores que complican el control de fentanilo y sus precursores químicos, señala un análisis de la Brookings Institution.
“Pekín rara vez actúa contra los niveles más altos de las organizaciones criminales chinas, a menos que contradigan un conjunto limitado de intereses del gobierno. Los grupos criminales cultivan el capital político con las autoridades y los funcionarios del gobierno en el extranjero al promover también los intereses políticos, estratégicos y económicos de China”, señala el documento al explicar las dificultades para regular la producción y distribución de los precursores químicos que importan los cárteles mexicanos para producir fentanilo.
Denominado El papel de China en la crisis del fentanilo, el reporte documenta que “el tráfico de fentanilo y sus precursores está a cargo de un amplio abanico de actores criminales, desde pequeños grupos familiares y especializados hasta empresas que también realizan un comercio legal”, lo que dificulta el cumplimiento de las limitadas y frágiles disposiciones oficiales para regular el tráfico de sustancias controladas.
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Elaborado por Vanda Felbab-Brown, directora de la Iniciativa sobre Actores Armados no Estatales, el análisis puntualiza que “las bandas criminales chinas utilizan negocios legales como fachada para sus operaciones ilegales y lavado de dinero, y se conectan a la infraestructura y las redes de transporte de los negocios legales. Pero también brindan una variedad de servicios a empresas comerciales legales, incluidas aquellas relacionadas con funcionarios gubernamentales y el Partido Comunista Chino, como la promoción y facilitación de negocios en el extranjero”.
Por tal motivo, según el texto, la cooperación policial entre China y México contra el tráfico de fentanilo y agentes precursores de la metanfetamina y los opioides sintéticos sigue siendo mínima. “Al igual que con Estados Unidos, China rechaza la corresponsabilidad y enfatiza que los controles y la aplicación son asuntos que deben abordar las propias autoridades aduaneras de México y otras fuerzas del orden público mexicanas”.
El análisis coincide con lo ocurrido el jueves pasado, cuando el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, dio respuesta a una carta enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador al gobierno de Xi Jinping, y negó que su nación esté involucrada en alguna red de tráfico ilegal de fentanilo con México, y aseguró que el gobierno mexicano no ha notificado a China por la incautación del enervante proveniente del país asiático.
El reporte de Brookings Institution añade que las mafias chinas han llegado a desempeñar un papel cada vez más importante en el lavado de dinero para los cárteles mexicanos en América Latina y Europa (con montos que rondan los 30 mil millones de dólares anuales) mediante el uso de empresas chinas ubicadas en México, Estados Unidos y China, así como los sistemas informales de transferencia de dinero chinos.
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