Confuso inicio de clases revela desigualdades

24 de Abril de 2024

Confuso inicio de clases revela desigualdades

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Foto: Cuartoscuro

En medio de la pandemia de Covid-19, 30 millones de alumnos regresaron al sistema de educación bajo esquemas que causaron estrés y pusieron al descubierto carencias

Mientras la pandemia por Covid-19 sigue extendiéndose en el país, 30 milones de alumnos de diversos niveles educativos regresaron a clases de forma virtual; la mayoría lo hizo a través de programas televisados, mientras que otros, los más afortunados, comenzaron el año escolar mediante una computadora y con maestros que están presentes para apoyarlos.

› Los padres de familia también hicieron sus propios ajustes para poder cumplir con los compromisos de sus hijos.

Unos cedieron las computadoras, otros compraron tabletas o celulares, mientras que algunos tuvieron que realizar empeños para conseguir distintos dispositivos para el regreso a clases, o incluso una televisión adicional porque tienen más de un hijo, y aunque la programación oficial tiene horarios escalonados por grado, en la realidad, éstos se empalman con las actividades laborales de la familia.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 92.5% de los hogares mexicanos tiene al menos una televisión; esta fue la razón de mayor peso para que la Secretaría de Educación Pública (SEP) emprendiera el programa “Aprende en Casa II” que emite contenidos educativos diseñados por especialistas para cada grado, a través de las cadenas televisivas.

La televisión será la principal herramienta para que los alumnos de educación básica puedan tomar clases y realizar sus tareas escolares en diversos horarios.

Magdalena, quien se dedica a la venta de alimentos, tiene tres hijas; dos cursan los primeros grados de primaria, por lo que una debe permanecer frente a la pantalla de 9:00 a 11:30, y la otra de 11:00 a 13:30. Pidió prestada una pantalla en lo que junta para comprar otra, muy sencilla que sirva para ver el canal once, que desde hoy es el nuevo maestro de Alhelí y Adriana.

La más pequeña, Irene, cursa el tercero de preescolar. Desde la lógica de sus padres, ella no cuenta, no porque su formación sea menos importante, sino porque el plan diseñado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para ese grupo de edad contempla cursos cortos que se emitirán sólo los viernes.

El primer día no fue lo esperado para Michelle Paredes Gamero, quien trabajaba en una fábrica en la que debe rolar turnos. Hoy, por ejemplo, salió a las 7 de la mañana para poder desayunar con su hijo Naim y acompañarlo a su primer día de clases. Para el curso, el niño debía estar frente al televisor a las 9:30, pero resultó que los contenidos en ese horario no eran para su grado.

Para Michelle fue un día perdido y muy descontrolado; ella prefiere que la maestra dé la clase en una videoconferencia, pero eso no es algo que permita la SEP, de hecho la profesora tiene tanta disposición que armó un grupo de WhatsApp para resolver la dudas, pero no es algo que esté dentro del programa o las medidas oficiales.

Otros padres enfrentaron la incertidumbre de no poder costear la escuela privada a la que sus hijos asistían porque, o bien se quedaron sin empleo, o les redujeron el salario. Así que ante la disyuntiva de perder el año, o acumular deudas impagables, buscaron espacio en el sistema público de educación, pero muchos no recibieron respuesta.

Raquel de la Cruz, tiene un hijo de 12 años y desde antes de que se decretara la alerta epidemiológica en el país, ya buscaba secundaria para su hijo. Investigó en ambos sistemas decidida a encontrar la mejor opción. El riesgo de quedarse sin empleo por la pandemia fue el punto de inflexión para optar por la escuela pública.

Aunque las autoridades de educación dijeron que estaban preparadas para recibir a todos los alumnos que migrarían de los sistemas privados a los públicos, en realidad muchos quedaron fuera o sin una respuesta que cumpliera con sus necesidades.

›Raquel recibió hace una semana un correo de una escuela que ella no eligió, y que no estaba dentro de sus opciones. No sabe cómo se hizo la asignación, pero le queda claro que no fue por promedio u otro factor académico. Finalmente lo inscribió en un colegio privado porque pudo mantener su empleo, pero para ella fue una experiencia de incertidumbre terrible.

Otro caso es el de Marisa de Jesús, quien enfrenta un proceso administrativo con la SEP para conseguir que le reasignen escuela a una de sus hijas. Tiene tres, dos cursarán la secundaria en distintos grados, y un pequeño está en primaria todavía. El problema de ubicación no es grave en este momento porque las clases son por televisión, pero cuando las actividades vuelvan a ser presenciales será imposible cruzar la ciudad para llevar a los menores a colegios distintos.

Otra de las desventajas presentes en el nuevo modelo educativo es el acceso a internet. Datos del Inegi apuntan a que sólo 56.4% de los hogares tiene este servicio, y que de ellos 44.6% cuenta con al menos una computadora, frente al 75.1% que posee un teléfono inteligente.

La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares del Instituto Federal de Telecomunicaciones dice que, en promedio, existe sólo una computadora por hogar. El problema, en muchos casos, es que estos aparatos son también las herramientas de trabajo de los padres de familia, quienes tienen que prescindir temporalmente de ellas para que sus hijos puedan conectarse a clase.

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