Contrastes en la Economía

30 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Contrastes en la Economía

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La economía mexicana hará frente en 2016 a un entorno incierto, con precios más bajos del petróleo que lo previsto, una menor producción mundial y la elevación de las tasas de interés en los Estados Unidos.

1. Márgenes al límite. Diversos datos hacen pensar a los analistas que el margen de maniobra de la economía mexicana y de las finanzas públicas está llegando a sus límites, lo que obliga a extremar cautela y prudencia. El 2016 será, realmente, un año muy complicado y con externalidades que acentúan los riesgos.

Merryl Lynch, por ejemplo, considera que el potencial de crecimiento podría continuar atrapado en los 2 a 2.5% si no suceden cosas extraordinarias, dada la enorme volatilidad mundial y la desaceleración de otras economías. Tendría que darse un mayor crecimiento de los Estados Unidos, la elevación del precio internacional de precios del petróleo y otros commodities o bien, inversiones de gran cuantía para lograr romper la barrera del 3%.

Al respecto, el precio internacional del petróleo de referencia se ha ubicado en torno a los 40 dólares el barril, debido a que en la reunión de la OPEP en que se esperaba la reducción de los niveles de producción, en realidad éstos fueron incrementados, pasando de 30 millones de barriles diarios a 31.5 millones, sin considerar todavía la producción de Indonesia e Irán, que está retornando al mercado después de que le han sido levantadas las sanciones económicas. Ello provoca que el precio de la mezcla mexicana de exportación se ubique por debajo de los 30 dólares el barril en estos momentos y que la perspectiva del mercado internacional empiece a moverse hacia otra meta a la baja, que serían los 20 dólares, como han previsto algunas agencias internacionales.

Definitivamente, el petróleo será una mercancía barata y abundante en el futuro próximo, y no obstante que para 2016 la SHCP contrató la cobertura a 49 dólares el barril, los tiempos en que los ingresos petroleros representaban un aliciente para no recaudar o postergar reformas fiscales, como sucedió durante la era de los gobiernos del PAN, se habrían ido por lo pronto. Por lo menos, al haber contratado oportunamente las coberturas, no necesariamente el gasto público tendría que resultar afectado con más recortes preventivos, si bien habrá de observarse indudablemente una disciplina y austeridad realmente draconiana. Un segundo dato que está correlacionado con lo anterior, es la desacumulación observada en las reservas internacionales. El Banco de México dio a conocer que el saldo actual de las reservas monetarias es de 171 mil 954 millones de dólares, en donde se registra una caída de 24 mil millones de dólares en los últimos nueve meses. Esto es resultado, por un lado, de la política de intervención en el deslizamiento del peso, para estabilizar la moneda entre 16.50 y 17 pesos por dólar; y de la incapacidad de acumular más reservas, dado que el petróleo de exportación representa casi la única fuente de divisas para el gobierno mexicano que le permitía acumular numerario en las reservas.

Si estamos gastando reservas para estabilizar la moneda y no tenemos ya capacidad de acumular debido a los bajos precios del energético, entonces el nivel de las reservas se ha puesto casi a la par del monto de la deuda externa expresada en dólares, que es de 160 mil 800 millones de dólares, cuestión que es considerada un riesgo potencial adicional de proseguir la tendencia. Para las agencias internacionales, este dato pone a prueba la nota del grado de inversión, que por lo pronto se mantiene en perspectiva estable pero sin posibilidad de elevación en lo inmediato.

2. Mayor crecimiento económico. En donde mejoran las perspectivas es en el crecimiento económico. Tanto las instituciones internacionales, como el INEGI, la SHCP y el consenso de los analistas han empezado a mover la marca hacia un promedio de crecimiento en 2015 del 2.6%, con el consecuente impacto en la cifra prevista para el 2016 que estaría un punto por encima, entre 2.6 y 3.6%.

El crecimiento económico mejor de lo previsto estaría combinándose con una reducción en la tasa de inflación, que estaría ubicándose en 2.2% cuando solía comportarse por encima del 4% en años recientes. Una menor inflación y una mayor tasa de crecimiento, se traducen en un crecimiento mayor en términos reales. Solo para comparar, en tanto que la tasa de inflación mexicana va a la baja y se sitúa en 2.2%, la inflación en Brasil va a la alza y es ya del 10.8% en estas mismas fechas.

Sin embargo, para todos es claro que la economía mexicana hará frente en 2016 a un entorno incierto, con precios más bajos del petróleo que lo previsto, una menor producción mundial y la elevación de las tasas de interés en los Estados Unidos que se espera, suceda a partir del 16 de diciembre próximo.

3. Elevación de tasas de interés. Los últimos reportes económicos en los Estados Unidos reflejan el estado de ánimo que han adoptado los miembros de la Reserva Federal, que en palabras de su presidenta, Janet Yellen, la “normalización” es inminente pues no elevar las tasas cuando los demás indicadores están en orden, sería apostar por una deflación y eventual recesión.

Los Estados Unidos están creciendo en el orden del 2.5%, con tasa de desempleo a la baja situada en 5% (era del 8% en la crisis de 2007-2008), recuperación de la confianza del consumidor y una afectación por la fortaleza del dólar en su competitividad, que ha implicado la pérdida de hasta un 8% de sus exportaciones. Ante ello, la presidenta Yellen ha señalado que en su reunión del 16 de diciembre, la Reserva Federal podría (y debería, según los indicadores) incrementar la tasa de referencia en 25 puntos base, es decir, un cuarto de punto, pasando de 0.25 que tiene actualmente a 0.5.

El ajuste en la tasa de la Reserva Federal implicaría el fin de la crisis en los Estados Unidos y la atracción de inversiones hacia su territorio, generando un mayor peso en el servicio de la deuda soberana de los países y la reducción de la cotización del dólar frente a otras divisas, señaladamente, el euro, la libra esterlina y el peso mexicano.

4. Recuperación del crédito e impulso al mercado interno. Por otra parte, las cifras del crédito en nuestro país reflejan el dinamismo que ha adquirido el mercado interno, como mecanismo sustitutivo de la expansión económica que el país está registrando, dado que las exportaciones han caído un 3% por lo menos ante el menor ritmo de crecimiento del mercado internacional. El crédito en el país se ha expandido 10.6% en lo que va del año, lo que implica un mayor financiamiento tanto a las actividades productivas como también al consumo de las familias, porque combinado con una mayor oferta de crédito, también se ha dado la baja de las tasas de interés, situadas ahora en niveles sin precedentes. Ambos datos reflejan el éxito de la reforma financiera, uno de cuyos principales objetivos era precisamente el acercar el crédito, a tasas más competitivas, tanto a las empresas como a las familias.

El financiamiento al consumo ha crecido 6.5% anual, en tanto que el crédito a la vivienda lo ha hecho a un ritmo del 10.5%, lo que implica que más familias han tenido acceso a una vivienda, a tasas entre 6 y 10% como máximo anuales, cuando hace un par de años las tasas rondaban el 20%.

En lo que se refiere al crédito empresarial, éste ha crecido al 13.5%, se sitúa en dos dígitos, con un índice de morosidad del 2.8% contra un 3.3% observado el año pasado. De esta forma, el financiamiento de equipos e instalaciones sea apalancado en el crédito bancario, a tasas cada vez más competitivas, que pueden ir de un 5% en la banca de desarrollo a un 20% en la banca comercial, lo que hace atractivo para las empresas acudir a este tipo de financiamiento productivo. La productividad de las empresas está incrementando también como resultado de la reducción de los precios de la energía eléctrica, que en el plano doméstico es del orden del 6% para las menores tarifas, del 13% para la tarifa residencial de alto consumo, del 27% para las empresas comerciales y un 42% para las tarifas industriales que bien podría superar el 50% en este rubro para finales del año. Esta sí que es una gran noticia para el sector productivo, siendo como es la energía uno de los principales costos de producción.

5. Costo de las energías limpias. No obstante, algo que preocupa severamente al sector empresarial es que, en un entorno que puede ser virtuoso, nuestro país ha adoptado compromisos que pudieran significar una desventaja para la nueva competitividad que se ha ido logrando; se refiere a los compromisos adoptados para la transición energética en el marco de la aprobación de la nueva Ley, como los que fueron suscritos en la reunión del COP 21 en París, Francia, por el presidente Enrique Peña Nieto.

Conforme a estos compromisos, nuestro país adoptó un objetivo para tener el 35% de las actividades productivas operando con energías limpias en 2024, y hasta un 43% en el año 2030.

Para los industriales mexicanos, según han expresado distintos voceros, el compromiso puede ser excesivamente costoso, pues implicaría la inversión de 80 mil millones de dólares en reequipamiento, que sólo puede ser suministrado por los países que más contaminan en el mundo y que no han querido adoptar estándares tan rigurosos, como son los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China e India.

Nuestro país, dicen (debiera recordarse similar debate que hubo en el Senado cuando se aprobó la Ley para combatir el Cambio Climático con igual descontento empresarial) es uno de los pequeños emisores de carbono a la atmósfera, con menos del 2% del total mundial. ¿Por qué ser entonces más papistas que el Papa? Lo que piden los empresarios nacionales, es un esquema de transición de por lo menos cinco años para ir cambiando los sistemas productivos a tecnologías limpias, que de cualquier forma nos harán más dependientes del exterior pues este tipo de tecnología es claramente imperialista, es decir, genera dependencia de los países o empresas dueños de las patentes y marcas.

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