El pasado domingo 28 de abril, las candidatas y el candidato presidenciales participaron en el segundo debate para dar a conocer los argumentos y las propuestas con que pretenden convencer a la ciudadanía de que les otorgue su voto. En ese orden de ideas, me pareció ver a participantes mejor preparados, aunque con estrategias muy disímiles.
Por un lado, la candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum, esta vez sí señaló los logros alcanzados por el actual gobierno. Por su parte, la candidata de la oposición intentó generar una percepción negativa de su contrincante morenista, al mismo tiempo que planteaba generar mejores condiciones para el desarrollo económico de las familias mexicanas, a través de la generación de empleos y el fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa, enfoque al cual se orientaron la mayoría de sus propuestas, incluidas las de seguridad, ya que comentó que parte de la estrategia de crecimiento era garantizar que se pudiera transitar de forma segura a través de caminos y carreteras. Asimismo, el candidato de Movimiento Ciudadano aprovechó sus participaciones para tratar de dejar sentado que su partido representa una alternativa que con resultados ha dado soluciones en los espacios que actualmente gobierna.
Sin embargo, no se pueden dejar de mencionar las encarnizadas acusaciones que se lanzaron las dos candidatas, mismas que trataron de neutralizar o de plano negar.
Desafortunadamente, los debates televisados suelen generar opiniones menos racionales que los que se emiten en otro tipo de formato, puesto que la verdadera trascendencia de ellos es la imagen, no las ideas. Tan es así, que incluso el material de apoyo que se utilizó por las personas candidatas era mayoritariamente propagandístico, en vez de haber sido informativo.
Otra característica particularmente interesante es el cariz que tienen las propuestas, es decir, en esta elección más que en ninguna otra parecen haberse cristalizado los conjuntos de promesas de conformidad con dos ideas distintas de lo que tiene que hacer un gobierno: por un lado se propone un gobierno cuyo papel es generar las condiciones necesarias para que las personas puedan participar en la economía y mejorar por sí mismas su condición de vida, a través de la construcción de infraestructura y la prestación de servicios básicos de calidad, mientras que, por el otro, se busca que el gobierno, mediante la asistencia social con dinero en efectivo, mejore la situación económica de la gente a partir del consumo de bienes y servicios a los que la población no tenía acceso antes de recibir ese apoyo monetario.
A mi parecer, nunca había sido más claro el contraste entre ambos proyectos de nación y la retórica o la propaganda podrán difuminar eso, pero la elección entre el desarrollo y la subsistencia se hará el día 2 de junio.
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