Mexicanos, víctimas de la posverdad putiniana

17 de Mayo de 2024

Dolia Estévez
Dolia Estévez

Mexicanos, víctimas de la posverdad putiniana

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La masiva campaña publicitaria del canal gubernamental ruso, RT en Español, en la Ciudad de México, inconcebible en la mayoría de las capitales del mundo, nada tiene que ver con el lanzamiento de un nuevo noticiero o señal, y todo con empoderar la desinformación y el sesgo noticioso de miras a los comicios de junio. Autorizada por Martí Batres, engrana en los planes de Vladimir Putin de intervenir en países que este año celebran elecciones para ayudar a ganar a candidatos empáticos a Rusia, como alertó recientemente el Departamento de Estado.

“La maquinaria de propaganda y desinformación del Kremlin se activan en periodos críticos, antes de elecciones o en momentos de polarización y crisis”, me dijo Marc Marginedas, periodista especializado en propaganda rusa de El Periódico de Cataluña.

Aunque no haya pruebas de momento, algunos analistas sugieren que el Kremlin podría financiar la campaña de la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, confiando en su continuidad con la “neutralidad” prorrusa del gobierno actual. Temen que la opositora Xóchitl Gálvez, de ganar, se distancie de la troika de dictadores regionales, priorizando la relación con Washington y limitando la influencia rusa en México. La presencia prominente del logotipo de RT en las estaciones del transporte público de la Ciudad de México, gracias a la gestión de Batres, sugiere una actividad más intensa tras bastidores.

“Rusia es el guasón del escenario internacional. No puede ser una potencia realmente competitiva. Entonces su estrategia es utilizar a RT para confundir al electorado mexicano. México no entiende que puede ser objeto de manipulación por parte de los rusos... y los rusos entienden bien que México es estratégico para Estados Unidos”, me dijo Tony Payan, director del Centro para Estados Unido y México de la Universidad Rice.

Los permisos para anuncios y videowalls de noticias en vivo de RT en el metro y metrobús de la Ciudad de México los otorgó la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del gobierno de Batres, cercano a Sheinbaum. El costo es de siete mil 164 pesos por metro cuadrado por “denominativo”, pagadero a la Secretaría de Administración y Finanzas.

El contrato no está disponible en internet, pero de existir, lo habría firmado la Agencia de Información Internacional Rossiya Segodnya, conglomerado de medios rusos dirigido por Margarita Simonyan, impulsora de la ofensiva de RT para promover narrativas de posverdad putiniana en México.

Simonyan, fanática incondicional de Putin con tintes gobbelianos que recurrentemente pide el exterminio del pueblo ucraniano, dice que, para la madre Rusia, Rossiya Segodnya es tan importante como el ministerio de defensa porque el “ejército” global de propagandistas de RT usa las armas de la desinformación como los soldados las de fuego. “En España, RT y Sputnik carecen de credibilidad alguna porque han sido descubiertos numerosos bulos difundidos por ellos”, comentó Marginedas, excorresponsal en Rusia. Tras aparecer los primeros videos de RT, Simonyan explicó a los mexicanos cómo usarlos. “Mientras esperas por tu metrobús”, escribió en tono paternalista en X y Telegram, “puedes ver las noticias en el videowall de RT. Usando el código QR que aparece en las pantallas puedes conocer dónde y cómo ver RT en la televisión mexicana y en las redes”.

Según RT, la transmisión en vivo tiene mayor alcance respecto a la TV abierta o de paga, ya que los usuarios son bombardeados las 24 horas a través de los monitores en las estaciones que ven más de 80% de los que entran al andén.

RT negó hasta el último momento la invasión de Ucrania y tildó de “histéricos” a periodistas occidentales que señalaban su inminencia. Ha perdido credibilidad en Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y el Reino Unido, donde fue prohibida en 2022. En México, sin embargo, muchos creen erróneamente que RT es un medio “legítimo” con un punto de vista “diferente”. En realidad, busca sembrar miedo, odio y confusión con mensajes irracionales que no distinguen entre un invasor y un invadido, un nazi y un judío, un criminal de guerra y un Presidente.

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