Desde el 7 de julio de 2020, Anthony S. Fauci, asesor médico en jefe de la administración de Joe Biden declaró: “Bares... esa es una configuración perfecta para la propagación de la infección”. Hoy, un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences confirma que el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos tenía razón.
“Los efectos del consumo de alcohol nos presentan una contradicción inherente. La misma sustancia que levanta el ánimo y forja conexiones sociales puede alimentar la adicción, romper relaciones cercanas e impulsar decisiones arriesgadas. Rara vez la tensión fundamental de los efectos del alcohol ha parecido tan cruda como durante la pandemia de Covid”, escriben.
Como muchas enfermedades infecciosas, el modo principal de transmisión de Covid-19 es la respiración directa de las gotitas emitidas durante el contacto social cercano —señalan los autores del estudio—, y el consumo de alcohol tiende a relajar las medidas de distanciamiento social y uso de cubrebocas que previenen la infección. “Podría actuar para superar la cautela natural que a menudo caracteriza los espacios sociales novedosos y promover la búsqueda de proximidad con un extraño” señalan los autores.
En la investigación se hicieron medidas de visión por computadora y se analizaron más de 20 mil lecturas derivadas de videos para examinar el efecto del consumo de alcohol en la distancia física durante la interacción social.
Riesgo disfrazado. La desinhibición que provocan las bebidas favorecen el contagio al reducir la distancia entre personas.
De esta manera, se comprobó que el consumo de bebidas con alcohol hizo que las personas “se acercaran significativamente a un compañero de interacción desconocido a medida que pasaba el tiempo y aumentaba el nivel de intoxicación”. Por el contrario, el consumo de alcohol no tuvo ningún impacto en la distancia física entre quienes conviven en un contexto social familiar.
“En un momento de mayor aislamiento y monotonía, y cuando hay un anhelo del sentido de comunidad y novedad que ofrecen los entornos de bebida, estos hallazgos ofrecen una evidencia aleccionadora a considerar en el desarrollo de políticas de salud pública”.