El joyero que se convirtió en El Diablo

19 de Abril de 2024

El joyero que se convirtió en El Diablo

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Édgar Veytia se apoderó de la seguridad de Nayarit por casi una década, aliándose al Cártel de los Beltrán Leyva y conociendo a los más importantes líderes del Pacífico y de Jalisco Nueva Generación

Aunque nació en Tijuana, Édgar Veytia Cambero se crio y vivió buena parte de su vida en Estados Unidos; en San Diego California, en donde radicaba su madre. Estudió hasta el bachillerato; no conoció a su padre, pero mantuvo su apellido. Veytia regresó a México cuando tenía aproximadamente 21 años, al inicio de la década de los noventa, antes obtuvo la ciudadanía estadounidense bajo la denominada “ley bastarda”.

Al llegar a México, Veytia buscó continuar sus estudios lo más pronto posible y fue así como un amigo le recomendó hacerlo en la facultad de Derecho de la Universidad del Alica de Nayarit, donde inició un noviazgo con la hermana de uno de sus compañeros de clase, con quien finalmente se casó en 1993.

De acuerdo con la información obtenida por las autoridades de Estados Unidos y lo declarado por el propio Veytia, fue a través de su trabajo como joyero como obtuvo dinero para mantenerse en la universidad, Édgar comenzó a hacer joyas entre 1991 o 1992 a la par también incursionó en una empresa de autobuses, lo cual implicó que faltara a clases con regularidad, y que fuera hasta el año 2010 cuando obtuvo su título como licenciado en Derecho, luego de unos cuatro o cinco años de haberse graduado.

A través de dinero prestado y lo ahorrado de su trabajo como joyero, del cual llegó a ganar entre 100 y 200 mil pesos al mes, en 1995 Veytia compró sus primeros autobuses de pasajeros, pero para operarlos utilizó la licencia de su suegro. Para 2007 o 2008, ya contaba con unos 28 autobuses por los que hizo una inversión aproximada de 1.1 millones.

De esa manera echó a andar su primera línea de transporte, dedicada principalmente a trasladar a los trabajadores de la caña de azúcar. La empresa fue creciendo también por el ingreso de dinero que le dejó la casa de empeño que puso, la cual le permitió obtener ganancias de la venta de oro. En 2006, a través de un amigo en común de nombre Paco Orta Pérez conoció al entonces diputado local Roberto Sandoval Castañeda.

Al reunirse, Sandoval Castañeda le dijo a Veytia que podría obtener descuentos del 5% para su negocio de transporte a cambio de que lo ayudara proporcionándole autobuses para su campaña a la alcaldía de Tepic, la cual finalmente ganó y asumió en septiembre de 2008.

A lo largo de su campaña, Roberto Sandoval y su coordinador de campaña recibieron donaciones de dinero directamente entregadas a ambos por el propio Veytia, ante lo cual el priista prometió que cada dólar que estaba aportando se lo devolvería a Veytia “diez veces más, una vez que Sandoval ganara la elección”, según declaró el propio Veytia.

Pese a la molestia de su esposa por “invertir tanto dinero en la campaña de Sandoval sin garantía de retorno”, Veytia entendía claramente que, durante las elecciones, “la gente suele dar dinero a los candidatos a cambio de promesas de favores futuros”, según lo que les dijo a los fiscales estadounidenses. Y así fue, se vio favorecido con contratos del gobierno. Todavía hasta un año antes de su detención, el entonces gobernador Roberto Sandoval le dio a Veytia cinco contratos de construcción, los cuales a su vez vendió a terceros para obtener ganancias.

Después de que Roberto Sandoval ganó en 2008 la alcaldía de Tepic, Sandoval le preguntó a Veytia qué quería, a lo que el entonces empresario le pidió ser el proveedor de Tepic, pero, aunque no recibió ese puesto fue nombrado director de Transporte, con unas 60 personas a su cargo. Un año después, el asesinato de tres policías a manos del Cártel de los Beltrán Leyva, ocurrido en medio de los señalamientos de corrupción en la policía de Nayarit provocó que el entonces gobernador Ney González Sánchez despidiera al director de la corporación. Al menos 50 personas declinaron asumir el cargo ante el temor de ser asesinados, pero finalmente Veytia aceptó el puesto motivado por conseguir mayores beneficios en caso de que Roberto Sandoval ganara la gubernatura.

Antes de que Arturo Beltrán Leyva fuera abatido en diciembre de 2019, Veytia aseguró que entre él y Roberto Sandoval había un pacto en el que el capo financiaría la campaña del priista a cambio de que dejara a su organización operar con libertad en el estado. Fue así como Veytia, quien para entonces ya percibía unos 90 mil pesos mensuales, se convirtió en el interlocutor entre el próximo gobernador y los diferentes grupos y liderazgos criminales que operaban en la entidad, a cambio, Veytia también recibió una notaría.

Blanco de varios intentos de asesinato, pero a su vez auspiciado por los mismos convenios pactados con el hampa, Veytia fue entretejiendo una amplia red de contactos que le permitió tener contacto directo, ya desde su posición en el servicio público, con los principales liderazgos criminales, como fue el caso de Ismael El Mayo Zambada, el más importante líder actualmente del Cártel del Pacífico, o Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho, líder del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) quien en su búsqueda por apoderarse de las operaciones en Nayarit ofreció 10 millones de pesos a Édgar Veytia para que trabajara con ellos, según declaró el exfiscal.

Manchado de sangre

Como jefe de la policía y después como fiscal general del estado, Édgar Veytia siempre se mantenía armado. Portaba un fusil AR-15 o una carabina M-4, y su inseparable pistola Beretta, usualmente cargaba con dos granadas en el auto en el que viajaba. Ante los fiscales y agentes estadounidenses aseguró que, aunque se jactaba de haber asesinado gente, en realidad no había matado a nadie, pero solía decirlo porque “necesitaba que los criminales y traficantes le temieran para mantener el control”. Sin embargo, en los últimos años se han encontrado decenas de cadáveres en fosas clandestinas en la entidad, crímenes ocurridos en su gestión.

Lo cierto es que además de haber atestiguado muchos asesinatos y la comisión de otros crímenes, Veytia permitió que los agentes a su cargo utilizaran la tortura como método para interrogar y castigar a quienes detenían, incluso a quienes resultaban contrarios a las operaciones de Juan Francisco Patrón Sánchez H2, quien asumió el liderazgo de los Beltrán Leyva, y a quien el propio gobernador Roberto Sandoval habría mandado a asesinar, según lo declarado por Veytia.

“Veytia estimó que tenía conocimiento de entre 40 y 50 personas asesinadas por la organización del H2. Veytia se enteró de muchos de los asesinatos indirectamente a través de la policía, o directamente de H2 (Juan Francisco Patrón Sánchez). Veytia estimó que la organización del H2 fue responsable de más de 1,000 asesinatos en los últimos 10 años”, fue parte de lo que reconoció el exfiscal sobre la larga lista de multihomicidios, y actos de tortura de los que tuvo conocimiento directamente cuando se desempeñó como funcionario público, entre los cuales también mencionó de la masacre de al menos 40 miembros de Los Zetas a manos de integrantes del CJNG.

En su paso por el gobierno estatal, Veytia aseguraba que había una policía confiable en la entidad que desmantelaba bandas del crimen organizado y era todo lo contrario.

“Desde 2011 hasta la fecha de mi arresto, mi oficina tuvo una investigación criminal abierta sobre el señor Guzmán en Nayarit. De hecho, en dos ocasiones distintas, el Sr. Guzmán intentó que me asesinaran”