Versátiles. En el repertorio de la banda hay cumbia, salsa, surf, rock... y todo aquello que se les ocurra.Con su botiquitarra, el acordeón con teclas de máquina de escribir, el bombo-te, la jalata (jarana de lata), el banjo-lato o el “amplificajón”, cinco chavos de Nezahualcóyotl interpretan jazz, clásica, rock y hasta cumbia
Jorge Villalpando Castro
En Neza la basura se escucha y suena bien. Los triques, chatarra, mangueras o retazos de cualquier cosa rota o inservible se amoldan, afinan y resuenan. El mítico estudio Pepenadores Records, lo hace trascender.
Todo ocurre en las profundidades del aguerrido Nezahualcóyotl, uno de los municipios más poblados del país y que posee los índices más altos de inseguridad en el país. Allí existe un lugar donde cinco músicos, a partir de la basura, crearon el casi legendario estudio de grabación-taller-casa Pepenadores Records, donde construyen sus instrumentos con la basura y los hacen sonar.
Para los integrantes de la Orquesta Basura, el proceso artístico-creativo es el reflejo de la sociedad en donde vives. Estos chicos nacieron en barrios populares que iban al tianguis a comprar en las “chácharas” y ahí aprendieron a reutilizar las cosas o a revenderlas, a respetar al albañil, al basurero o al microbusero, y eso se refleja en sus letras, en su actitud, en sus palabras.
Ellos son algo así como un puesto entre los tianguistas que venden música de todo tipo: su repertorio se puede catalogar como world music o música tradicional, o surf, o rock o lo que fuera. Y para burlarse de ellos mismos dicen que tocan “jazzura”, o lo que es lo mismo: “cualquier música tocada con estos instrumentos”.
Entre sus instrumentos se encuentran la botiquitarra (una guitarra hecha con un botiquín médico), el acordeón con teclas de máquina de escribir, el bombo-te, la jalata (jarana de lata), la guilátarra (guitarra de latas), el banjo-lato o el “amplificajón”, entre muchos otros más.
El nacimiento
Fernando López es primo de Yayo y juntos crearon esta banda en el corazón de Aragón. Luego se unió Bryan —otro familiar—, además de los amigos músicos Óscar y Paco, que fueron reclutados de las Escuelas Nacional de Música de la UNAM y de Bellas Artes.
La familia de Yayo y Fernando se dedicaba a la música y desde pequeños tuvieron contacto con el mundo de las artes. Primero fue necesidad por hacer música y, al no tener dinero, inventaron sus propios instrumentos. Luego se convirtió en un reto y en un proceso creativo: darle forma a sus propios objetos sonoros que les permitiera ejecutar piezas completas.
Es una historia que comenzó ocho años atrás. Con el apoyo de sus padres y mucha creatividad le han dado forma a una treintena de objetos musicales a partir de la basura, que van desde una manguera o un acordeón hechos con cualquier tipo de objeto. La única condición es que guarde sus características originales y que funcione como instrumento musical.
Una fiesta infantil
La necesidad los convirtió en expertos para encontrar partes útiles en objetos que estaban arrumbados en sus casas, en los roperos y “cachivaches” que se encontraron en las calles; así como en los mercados de “chácharas” y hasta en los botes de basura. Todo es útil para transformarlo en una guitarra o una batería.
Su debut oficial ocurrió en una fiesta infantil a la que fueron invitados por el padre de Fernando, quien se dedica a animar a través de la caracterización como payaso. Y entonces encontraron el nombre o él los encontró a ellos, comenzaron a llamarse desde entonces Orquesta Basura.
Ese día, mientras interpretaban sus primeras piezas, Fernando pensaba: “Si nos abuchean será como un aplauso”. Pero fue un éxito. Al terminar la tocada la gente se les acercó para preguntar por el próximo evento.
Fueron invitados a dos casas de cultura y a un concurso en una escuela, en el que ganaron. Su cuarto evento fue en La Casa del Lago y desde entonces no han dejado de tocar, de crear instrumentos, de hacer música y divertirse entre la basura.
Entre cumbias y Beatles
La Orquesta Basura ha recorrido ya la mitad del país y han asistido a varios festivales en Colombia. Su propuesta trascendió con esa carga musical que han escuchado a lo largo de su vida y han podido fusionar. Sus gustos van desde los Beatles, la ópera, la salsa, el ska, la cumbia o las canciones de Cri-Cri, la Sonora Santanera o Chava Flores. Ellos no se reprimen, “lo dejaron fluir”.
“Somos esa banda que nos hubiera gustado escuchar en nuestro tiempo, ahora hacemos esa música que de ‘chavos’ no disfrutamos”.
Y fue así como crearon un grupo que toca un western seguido de una polka regiomontana, un swing o una salsa. No se encasillan en un solo género y su orquesta es tan versátil, así como sus instrumentos, para que si un día quieren solamente bailar, cantar o que únicamente sea de corte tradicional, simplemente lo hacen.
Con el tiempo comenzaron a componer sus propias canciones “llenas de podredumbre”, como un surf grotesco que les gusta a los niños. Ellos son “el reflejo de lo que somos como sociedad”. ¿Cuántas han escrito? No llevan el conteo ni el registro preciso, es parte de esta improvisación que desde el principio les da vida.
“Esto lo hacemos por gusto, les demostramos que a pesar de que no tengamos dinero y nuestros gobiernos no nos generan las condiciones para desarrollarnos, nosotros los vamos a crear; si aportamos en el tema ecológico-ambiental sin que lo tuviéramos en cuenta y sin que nuestra música tenga esta finalidad, pues qué bueno. Pero nuestra idea siempre fue ‘dar guitarrazos’”, cuenta Fernando líder de la agrupación.
El dato. El origen de la Orquesta Basura se remonta a 2008, cuando tuvieron sus primeras presentaciones públicas.
https://youtu.be/cGiLIiHV7BI