EO, historia de un burro

6 de Mayo de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

EO, historia de un burro

alejandro aleman

El 11 de diciembre de 2014 y por iniciativa del Partido Verde, la Cámara de Diputados reformó varias leyes que prohíben el uso de animales como espectáculo en los circos. Lo que nadie pensó al promulgar esta ley es cuál sería el futuro de los miles de animales que vivían en los circos, muchos incluso en mejores condiciones que las de un zoológico. Varios de esos animales terminaron muertos, al ser abandonados o “dormidos” ante lo incosteable de su mantenimiento.

En EO (Polonia, Italia, 2022), el vigésimo largometraje del octogenario director polaco Jerzy Skolimowski, conocemos la historia de EO, un burrito de circo que, luego de que se promulga una ley que prohíbe el uso de animales en los circos de Polonia, se ve obligado a separarse de su amorosa cuidadora, Kasandra (Sandra Drzymalska), para embarcarse en un roadtrip tan extraño como aterrador.

Así, acompañamos a este ingobernable burrito por toda serie de aventuras con un común denominador: la crueldad de la gran mayoría de los seres humanos con los que se encuentra.

Caminando por bosques, siguiendo ríos, subido a un camión que lo llevará a algún lugar donde lo pondrán a trabajar y del cual seguramente escapará, durante todo este viaje el simpático burrito pasa por una amplia gama de emociones: mira con cierto recelo a los caballos corriendo libres, termina en tremenda fiesta con un equipo de futbol que acaba de ganar un partido y se horroriza con las miras láser de los cazadores en el bosque. No obstante, EO sigue adelante pensando siempre en el recuerdo de su cuidadora.

Si esto fuera Disney, EO hablaría, cantaría y tendría la voz de un actor famoso, pero el guion —escrito por el director junto con Ewa Piaskowska (su también esposa)— no pretende endulzar la realidad ni hacerla más llevadera.

Mediante el uso de una fotografía preciosista (Michal Dymek), un inteligente uso de los cortes (edición Agnieszka Glinska), una pista musical que manipula con exactitud nuestras emociones (ecléctico score de Pawel Mykietyn), el espectador cae rendido frente al arma secreta del cineasta: esos close-ups a la tierna y expresiva mirada del burrito que irremediablemente nos contagia de amor hacia su especie (son seis los burritos que interpretan a EO). Y todo prácticamente sin usar diálogos.

La cinta remite a otro famoso burrito cinematográfico: Au hasard Balthazar (1966) de Robert Bresson. La diferencia es que en EO, el protagonista absoluto es el burro; los humanos son personajes secundarios que sólo sirven para que el viaje de nuestro héroe siga adelante.

Imposible no derramar una lágrima. EO es una cinta sumamente emotiva, de una belleza indiscutible y una crueldad implacable. Una película dolorosa, pero certera en su descripción sobre la sangrienta relación entre la humanidad y los animales.

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