La vicepresidenta y AMLO

29 de Abril de 2024

Enrique Acevedo

La vicepresidenta y AMLO

Enrique-Acevedo

Es difícil entender por qué Andrés Manuel López Obrador accedió a reunirse con Donald Trump en Washington cuatro meses antes de las elecciones presidenciales en este país sin buscar también un encuentro con el entonces candidato demócrata o con el liderazgo de ese partido en el Congreso. No había mucho que ganar y sí algo que perder. El encuentro no produjo ningún acuerdo formal, tampoco se avanzó en los grandes temas pendientes de la agenda bilateral como la cooperación en materia de seguridad, que pasa por uno de sus peores momentos, o el combate conjunto a la pandemia que sigue sin arrojar una campaña de vacunación binacional en la frontera. Apenas unas horas después del encuentro, el equipo que trabaja para reelegir a Trump utilizó las palabras de López Obrador para responder un tuit de Joe Biden. La relación entre AMLO y Biden quedaría marcada desde este momento en el que el presidente de México accedió a ser utilizado para una sesión de modelaje electoral.

Si la estrategia era simplemente ganar algo de tiempo y evitar que Trump siguiera utilizando a México como piñata en su campaña de reelección, entonces AMLO y el canciller Ebrard subestimaron el daño que el encuentro podría generar en el largo plazo. Lo que es peor: pactaron con un hombre que durante años se dedicó a lastimar la reputación de millones de mexicanos que viven en Estados Unidos. No hay una relación más importante para México que la que tenemos con Estados Unidos, pero pararse en la Casa Blanca a decir que Trump ha sido respetuoso con los mexicanos resultó, cuando menos, innecesario.

Andrés Manuel López Obrador se presenta como heredero de los grandes personajes en la historia de México. De ahí nace la idea de la Cuarta Transformación. Pero si AMLO pretende codearse con Juárez no basta con celebrar que Trump se comprometa a no mencionar el muro; la exigencia debería ser que lo derribe. La relación con Estados Unidos en la era Trump fue un campo minado, pero frente a una serie de malas opciones, López Obrador eligió la peor y la victoria de Joe Biden solo complicó más el panorama.

La próxima semana, horas después de las elecciones del 06 de Junio, la Vicepresidenta Kamala Harris visita México en lo que parece uno de los momentos más delicados en la historia moderna de la relación bilateral. Días después de abandonar nuestra sede diplomática en Washington, la embajadora Martha Bárcena reiteraba que la cooperación en materia de seguridad atravesaba por una etapa complicada desde la detención en Los Ángeles del exsecretario de la defensa, Salvador Cienfuegos.

Las tensiones en materia energética amenazan la integridad del recién firmado TMEC mientras en la capital estadounidense son cada vez más las voces que hablan de lo que el semanario The Economist calificó como el autoritarismo populista en Palacio Nacional. Ese es el contexto en el que López Obrador y Harris sostendrán su primer encuentro que seguramente estará dominado por el tema migratorio, pero que difícilmente escapará de una agenda plagada de pendientes y una historia reciente marcada por los desencuentros.