El cambio de gobierno en la Ciudad de México pondrá fin al control que durante más de ocho años ha tenido en la Procuraduría capitalina el Jefe General de la Policía de Investigación, Raúl Peralta Alvarado, quien se ha mantenido durante la gestión de cuatro procuradores: Miguel Ángel Mancera, Jesús Rodríguez Almeida, Rodolfo Ríos Garza y Edmundo Garrido. Lo anterior, a pesar de que su permanencia en el cargo, desde mayo de 2010, no se justifica por sus resultados. Varias investigaciones bajo su mando tuvieron un fin desastroso para la institución, como ocurrió con las filtraciones del caso Narvarte, que provocaron la re victimización de las cinco personas asesinadas en julio de 2015, y que por cierto sigue sin ser resuelto. Con Peralta Alvarado al frente de la Policía de Investigación se consolidaron comandantes como Fernando de Anda, cuestionados por sus nexos con la delincuencia y quienes acumulan varias quejas ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad. La desconfianza de las autoridades federales hacia la corporación que aún dirige Peralta quedó en evidencia con los operativos que tanto la Marina como la Policía Federal llevaron a cabo, sin siquiera notificarle de estas acciones por temor a filtraciones. Así ocurrió con el despliegue en el que fue abatido el líder del Cartel de Tláhuac, Felipe de Jesús Pérez Luna “El Ojos” y con las detenciones de los líderes de La Unión de Tepito. Pero, ¿cómo llegó a acumular tal poder Peralta? A finales del 2006 su carrera estaba en un mal momento. Como director de Investigación Criminal de Fiscalías Desconcentradas, encabezó a finales de octubre de ese año un cateo en un domicilio equivocado, con el entonces jefe general de la corporación, Damián Canales, y el subprocurador Salomón Baltazar. La pifia, como parte de las averiguaciones por el homicidio de Luis Alfonso Belmar, derivó en una investigación por parte de la Fiscalía Especial para Servidores Públicos, porque al parecer los agentes que participaron se robaron las pertenencias de los propietarios de la vivienda. Mientras Baltazar y Canales quedaron fuera de la corporación, derivado del cambio de gobierno capitalino, Peralta fue enviado como jefe de la Policía Judicial a la Delegación Benito Juárez, donde estuvo hasta julio de 2008, cuando el entonces recién designado procurador, Miguel Ángel Mancera, lo nombró Director de Inspección Interna de la Policía Judicial. Desde ese puesto, impulsó el cambio de la Policía Judicial a la de Investigación. En septiembre de 2009 fue ratificado en su cargo y comenzó a auxiliar al titular de la Procuraduría en la averiguación de casos relevantes. El 6 de mayo de 2010, cuando la Policía de Investigación estaba a cargo de Mario Alberto Izazola, fue asesinado el futbolista de los Pumas Guillermo Ademir Meza Moreno, en las inmediaciones de Ciudad Universitaria. Peralta Alvarado se sumó a esa indagatoria. Al día siguiente, el procurador Miguel Ángel Mancera anunció la detención de César Melchor Ángel Palma, quien fue enviado a prisión por ese homicidio. Casi al mismo tiempo Raúl Peralta fue designado como Jefe General de la Corporación. El problema fue que durante el proceso se detectó que la procuraduría capitalina falseó pruebas y declaraciones de testigos y el detenido quedó libre en febrero de 2012. La PGJDF retomó la investigación e identificó al verdadero culpable, Marco Antonio Burella, quien presuntamente había asesinado además a un policía bancario el 22 de septiembre de 2010. A pesar del grave error Peralta continuó en el puesto. Su salida tras ocho años en el cargo es una buena noticia para la ciudad.
Relevo obligado
