Escasean los medicamentos psiquiátricos

21 de Mayo de 2024

Escasean los medicamentos psiquiátricos

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La carencia de insumos para este tipo de tratamientos en el sector salud se triplicó durante el segundo trimestre del año en el país; lo que se suma a la falta de especialistas en materia de salud mental que puedan atender estos casos de manera integral

Las cicatrices en los brazos de Alejandra son sólo las marcas más superficiales de la batalla que a veces libra contra su mente. Imágenes, colores o sonidos agudos se mezclan con una realidad que se vuelve más confusa a cada instante, y que sólo cobra sentido cuando puede tomar esas pequeñas pastillas amarillas que un especialista le recetó.

Alejandra, como otras personas con diferentes trastornos mentales o emocionales crónicos, depende de ciertos medicamentos para controlar su enfermedad, pero en los últimos meses las recetas que no ha podido surtir se acumulan en su cajón, mientras los ataques de agresividad y ansiedad se vuelven más frecuentes.

Conseguir las pastillas de Clozapina —que pueden marcar la diferencia entre la vida o la muerte para pacientes con esquizofrenia— no ha sido tarea sencilla para Alejandra o su familia. La falta de medicamentos en México se extiende hasta este tipo de tratamientos, que en muchas ocasiones son considerados poco importantes por las características y desinformación que rodea a las enfermedades mentales.

Datos de la organización civil Cero Desabasto, parte del colectivo Nosotrxs, revelan que los reportes de escasez para tratamientos psiquiátricos se triplicaron durante el segundo trimestre del año en el país; además, cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), así como el Sistema de Información de la Secretaría de Salud, muestran la falta de especialistas en materia de salud mental que puedan atender estos casos de manera integral.

A diferencia de otros pacientes, las personas con enfermedades mentales enfrentan una doble discriminación; primero por su padecimiento, y luego por la desinformación que existe en torno a estos trastornos y el tratamiento o atención correcta que merecen, por lo que al hablar de desabasto, también se debe considerar un importante subregistro o cifra negra, que corresponde a quienes tienen cuadros de moderados a leves, y que prefieren ocultar su condición por miedo.

Así, la pandemia evidenció los puntos más frágiles de los sistemas de salud pública e incrementó el desabasto de insumos médicos básicos, algo que repercutió en los grupos más vulnerables como los pacientes psiquiátricos, quienes no sólo enfrentaron la falta de medicamentos, también hubo recortes en las terapias presenciales que les ayudaban con estos padecimientos.

Para Alejandra, cada receta sin surtir representa no sólo un obstáculo en su tratamiento, también es un recordatorio para su familia, que debe tomar ciertas medidas, como extender la dosis de Clozapina lo más posible, para evitar que los episodios violentos aparezcan nuevamente.

Además, el alto costo de estos tratamientos controlados complica el panorama de millones de pacientes, quienes sobreviven entre el desabasto, la discriminación y el subregistro, lo que impide crear políticas más eficientes en torno a la salud mental en México, un escenario que podría complicarse en los próximos años debido a diversos factores que van desde la pandemia, hasta el alto índice de violencia a lo largo del país.

Medicamentos que no alcanzan

Datos de la organización Cero Desabasto muestran que los medicamentos que se utilizan para tratar la esquizofrenia, como la risperidona o la clozapina, son los que acumulan el mayor número de reportes de desabasto; sin embargo, otros fármacos utilizados para tratar trastornos más comunes —aunque igual de delicados—, como la depresión o ansiedad, también han sumado una cantidad importante de registros.

La base de datos abiertos de esta organización coloca el lisdexanfetamina, medicamento utilizado para atender el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), en segundo lugar de desabasto; mientras que el alprazolam, un ansiolítico muy utilizado para diferentes tipos de depresión y otros problemas del ánimo, se encuentra en tercer lugar.

Rodolfo Pérez, distribuidor independiente de medicamentos controlados en la Ciudad de México, explicó en entrevista para ejecentral que la demanda por alprazolam aumentó drásticamente durante la pandemia —esto a pesar de ser un medicamento controlado que se vende únicamente con receta especial—, por lo que hubo periodos de escasez incluso para clínicas privadas y consultorios psiquiátricos.

Los datos de Cero Desabasto acumulan otros 80 reportes que no especifican el tipo de medicamento psiquiátrico sin surtir, lo que muestra parte del subregistro en estos padecimientos, que en muchas ocasiones no cuentan con un diagnóstico específico, lo que dificulta encontrar un tratamiento adecuado.

Especialistas en psiquiatría han señalado la dificultad de sustituir los medicamentos en este tipo de pacientes, por lo que la falta de fórmulas específicas puede borrar todo el progreso que han logrado algunas personas frente a su padecimiento, y es que la química cerebral reacciona de una forma muy peculiar, por lo que estos tratamientos deben ser hechos casi a medida de cada paciente.

Belén Echeverri, psiquiatra y especialista en niños con trastornos mentales, explicó en entrevista para este periódico que algunos medicamentos como la clozapina son irremplazables, debido a que son la última opción para pacientes muy avanzados, por lo que es casi imposible encontrar una solución igual de efectiva en otras fórmulas.

La doctora Echeverri puntualizó que en el caso de enfermedades menos avanzadas es posible controlar la situación con terapias psiquiátricas, pero esto no es viable a largo plazo en pacientes con esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión suicida, especialmente porque “sus medicamentos son críticos para la atención, y quitarlos es como condenarlos a muerte”, por lo que es vital reducir el desabasto en este tipo de tratamientos.

Echeverri Garza también advirtió que la urgencia por reducir el desabasto en los medicamentos psiquiátricos más especializados no debe olvidar a aquellos que se utilizan para tratar padecimientos, en apariencia, menos graves, como la depresión o la ansiedad, trastornos que tienen un alto nivel de subregistro en el país.

De hecho, estimaciones elaboradas hace dos años por el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México apuntan a que el 7% de la población en México padece depresión, mientras que un porcentaje igual sufre de ansiedad. Sin embargo, estas cifras podrían crecer de manera importante después de la pandemia, que en términos generales, empeoró la salud mental de millones de personas en el mundo, por lo que la atención y detección de estos padecimientos resulta vital en la recuperación de este crisis.

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Los esfuerzos locales

Otra diferencia importante entre las enfermedades mentales y otro tipo de padecimientos crónicos, es que las primeras requieren no sólo de medicamentos, también se necesitan terapias y consultas psiquiátricas que logren impulsar el avance o recuperación de estos pacientes.

El desabasto en la atención psiquiátrica no se debe concentrar únicamente en los medicamentos, también se debe tomar en cuenta la poca disponibilidad de espacios adecuados para estas terapias, así como el bajo número de especialistas en esta materia a lo largo del país.

Estos espacios también sufren con el desabasto de medicamentos, especialmente porque son parte integral de las terapias de sus pacientes, quienes no pueden progresar si alguno de estos elementos falla.

Verónica Olivares, directora de la comunidad terapéutica Casa Cascada, reveló en entrevista con ejecentral, que hace unos meses era muy complicado encontrar Clozapina, incluso en los hospitales especializados y públicos como el Fray Bernardino, lo que puso en riesgo algunos de sus pacientes.

“La falta de clozapina, que es el mejor medicamento para todos estos padecimientos, hace que los pacientes lleguen a estar muy psicóticos, agresivos, por lo que realmente sí nos afecta muchísimo que no haya”, explicó la directora de Casa Cascada, quien reveló que tuvieron escasez de este fármaco por al menos seis meses, por lo que tuvieron “que sobrellevar la situación con olanzapina”, aunque sin los mismos resultados.

Por ejemplo, de los cuatro pacientes que necesitan clozapina en Casa Cascada, sólo uno pudo comprar este medicamento fuera del sector público, y es que según los datos de la directora de esta comunidad, la caja con 30 pastillas ronda los 600 pesos, y algunas personas requieren hasta 5 tabletas diarias, por lo que deberían gastar más de 3 mil pesos sólo en este tratamiento.

“Estuvimos mucho tiempo sin ese medicamento, por lo que la realidad fue esa, la de estar sobrellevando a los pacientes”, detalló Olivares Viveros, quien añadió que, a causa de la pandemia, se interrumpieron los talleres que se ofrecían en Casa Cascada, algo que junto al desabasto, afectó severamente el progreso de estas personas.

Expertos y activistas han señalado que el desabasto en medicamentos psiquiátricos es un problema que debería ser central para el gobierno federal, cuyas políticas de adquisición, distribución y almacenamiento de fármacos pone en riesgo a las personas más vulnerables.

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