Es una simple pastilla, sus colores azules, rosa, amarillo y verde son brillantes. A simple vista parecerá un dulce que cualquiera puede comer, pero hacerlo es en extremo riesgoso y adictivo. Es fentanilo, con una mezcla de otros químicos. Por sus diferentes tonos, la han llamado fentanilo arcoíris y está dirigido a los jóvenes, hasta los niños. Incluso su oferta incluye polvo de colores que se puede diluir en agua o colocar en cualquier otro alimento.
Estas presentaciones forman parte de la estrategia de los cárteles para ampliar su mercado con nuevos consumidores. Una dosis precisa para no matar de inmediato al consumidor, pero sí generar su adicción que, en poco tiempo, le llevará a la muerte. Han pasado seis semanas desde que se lanzó una alerta sobre el crecimiento en la distribución de este fentanilo arcoíris (Rainbow fentanyl) dentro de Estados Unidos, porque han identificado una tendencia de expansión y crecimiento.
Un dato muy interesante es que la agencia antidrogas estadounidense identifica a cárteles mexicanos, especialmente al Jalisco Nueva Generación, como uno de los indirectamente responsables de esta nueva forma de tráfico de esta droga. Aunque aún no tienen pruebas de que ellos mismos las fabrican, la hipótesis de los agentes es que así es.
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Apenas hace unos días la DEA cerró una investigación de cuatro años, en la que decomisaron 36 millones de dosis de fentanilo y casi el 90% de esa sustancia provenía de México. Y los reportes muestran que estas pastillas arcoíris se encuentran, al menos, en la mitad del territorio estadounidense, pues fueron decomisadas en 26 estados de la Unión Americana.
Al preguntar sobre la información en México sobre la producción del fentanilo arcoíris, varias fuentes coincidieron en que es una posibilidad y también que los cárteles ya la estén probando en jóvenes, quienes creen consumir una pastilla menos peligrosa y controlable, una metanfetamina sin fentanilo.
En México no se ha lanzado una advertencia similar, pues no hay datos concretos para considerar que se ofrece a niños y jóvenes. Sin embargo, la intoxicación de jóvenes en Chiapas despertó las alertas y los investigadores incluyeron la posibilidad de que el fentanilo esté involucrado en este caso.
“Los cárteles mexicanos están produciendo fentanilo de colores en diferentes presentaciones: polvo, pastillas o bloques. Si lo están vendiendo en México es muy posible, porque a sus pequeños socios se les paga con productos (...) Así que existe un riesgo potencial”, dijo un investigador estadounidense.
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