Tras 40 años de mayoría absoluta repartida entre el conservador Partido Popular Europeo (PPE) y los socialdemócratas, los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del pasado fin de semana han derivado en el empoderamiento de los liberales y su ubicación como una fuerza política determinante.
Mientras que el PPE registró una pérdida de 37 escaños, quedando con un total de 180 diputados, los socialdemócratas sumaron un total de 152 asientos, es decir, 39 menos de los que obtuvieron en las elecciones de 2014.
Por su parte, el Partido de la Alianza de los Liberales y Demócratas (ALDE), entre cuyos miembros destacan el partido español Ciudadanos y el francés La República en Marcha, del presidente Emmanuel Macron, pasaron de 68 a 109 escaños.
De esta manera, con un total de 332 diputados que comprenden el 43 por ciento de la Eurocámara, conservadores y socialdemócratas se verán obligados a negociar con ALDE, en el desarrollo de nuevas políticas que dicten el rumbo de la Unión Europea durante los años venideros.
Margrethe Vestager, candidata liberal danesa que apunta a ser la primera mujer en ocupar la presidencia de la Comisión Europea, declaró durante su celebración el domingo en la noche por los resultados alcanzados: “Se ha roto, por fin, el monopolio”.
En el mismo sentido, Los Verdes también se ubicaron como una facción con un nivel de incidencia significativo dentro del Parlamento, al apuntarse un total de 67 eurodiputados; superando por 17 su registro de las elecciones pasadas.
Con estos resultados, se frena el crecimiento de los llamados euroescépticos y nacionalistas, quienes si bien consiguieron el control de un total de 168 diputados, representativos del 25 por ciento del Parlamento, con victorias tan contundentes como la del Partido del Brexit en el Reino Unido, quedaron lejos del 33 por ciento que esperaban conseguir.
Pues a pesar de que en países como Francia e Italia, en donde las ultraconservadoras Agrupación Nacional de Marine Le Pen y Liga Norte de Matteo Salvini lograron la mayoría de votos, el crecimiento en la participación (un fenómeno sin precedentes desde 1979) que llegó al 51 por ciento del total de 425 millones de posibles votantes, sus respectivas victorias se vieron disminuidas y el poder que recibirán se verá restringido.
evr