Gobernación se va a llevar una sorpresa

26 de Abril de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

Gobernación se va a llevar una sorpresa

Según el nuevo Reglamento Interior de la Secretaría de Gobernación publicado en el Diario Oficial el último día de mayo pasado, ya entró en operación una “Subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos”, de la cual dependerá una “Unidad de Asuntos Religiosos, Prevención y la Reconstrucción del Tejido Social” y de ahí una oficina subordinada que se llama “Dirección General de Asuntos Religiosos”.

La intención de este modelo burocrático es incorporar a las Iglesias para que trabajen “oficialmente” en el proyecto de la actual administración con la encomienda de “reconstruir el tejido social”. Es decir, ayudar al Gobierno a hacer su tarea, con el pretexto de que son las Asociaciones Religiosas unas de las estructuras más estructuradas y conocedoras de la problemática del país.

A alguien se le ocurrió que las Iglesias y sus Ministros de Culto conocen la fenomenología que vivimos los mexicanos, saben cómo hacer un diagnóstico, trabajar en equipo y desarrollar líneas de acción coordinadamente con el Gobierno para “reconstruir el tejido social” que se ha descompuesto en grado máximo de cuatro sexenios a la fecha.

Eso creen los funcionarios pero distan de la realidad. No al menos con la Iglesia Católica que lleva mucho terreno ganado en este campo, a diferencia de las demás denominaciones, sobre todo en temas como la educción, manejo de medios, trabajo coordinado con sus Asociaciones Civiles y Fundaciones, con sus contactos políticos y empresariales, siempre recibiendo apoyo soterrado desde los distintos niveles de gobierno con amplios holgados recursos etiquetados ex profeso para todo eso y más.

Sin embargo, las otras expresiones religiosas carecen de este tipo de privilegios y por lo tanto a tener información privilegiada como la que manejan los señores del clero para tener no sólo un panorama de la realidad que vivimos sino además para bocetar un diagnóstico y plan de acción que lleven al diseño de estrategias para la “reconstrucción del tejido social”.

Gobernación pretende evaluar a los Ministros de Culto previamente con un examen para sondear qué tanto saben de la realidad del país y qué van a aportar en temas como “gobernanza democrática”, “vinculación social”, “creación ciudadana”, “previsión social”. Y es aquí donde la ingenuidad de los funcionarios se convierte en una inversión de tiempo y esfuerzo que les causará decepción.

Tan sólo hay que revisar los medios para darse cuenta de que ante sucesos como el asesinato de Luis Donaldo Colosio, la muerte de 49 niños en la guardería ABC en Hermosillo, la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa o la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto y su ex esposa, las Iglesias Evangélicas guardaron un silencio cómplice antes que prudente. Nunca se han pronunciado por el asesinato impune de periodistas en los sexenios de Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y el más nefasto. O sea, lo que pasa en el país no es del agrado de los pastores evangélicos, pero tampoco de su interés comunitario, ni político. Perdieron la visión y su papel de denunciante se tornó en un rol contemplativo.

Tampoco están acostumbradas al trabajo en equipo y menos lo harán con la Iglesia mayoritaria. Ejemplo de ello son las más de cien oficinas paraeclesiásticas que operan en México y ningún tiene el poder de convocar ni al 30% de las Iglesias. Nunca ha habido un comunicado conjunto y son escasos los que aparecen en medios de alguna Iglesia que vio afectados sus interese particulares. Hoy por hoy, están más interesados por la prometida apertura que el Presidente hizo a un grupo de Iglesias para que puedan manejar estaciones de radio que en la delincuencia, corrupción e impunidad que ahogan al país.

Los servidores públicos de Gobernación también omitieron revisar los estatutos internos y declaración de fe de cada Asociación Religiosa a las que están invitando. Muy pocas de ellas tiene un rubro dedicado a la cooperación con instancias gubernamentales. Y es que nunca han sido tomadas en cuenta, por lo que el acontecer en materia política, electoral, económica y partidista salió de su atención.

La visión de una Iglesia Protestante ilustrada, democrática y nacionalista que hubo con el Presidente Benito Juárez García se perdió con Porfirio Díaz cuando los evangélicos decidieron corporativa e institucionalmente mantenerse al margen de la política, de la crítica gubernamental. Desde la primera década del Siglo XX, los protestantes se alejaron de la realidad de un país que iba siempre más hacia la vida corrupta y se dedicaron a promover valores y sólo algunas voces aisladas se escuchaban criticar al gobierno en turno, perdiendo su misión de ser agentes de cambio en su entorno social.

Las Iglesias no aseguran una visión incluyente y equitativa del México actual. La mayoría se niega al otorgamiento de los derechos humanos. La mayoría ven en la despenalización del aborto, del uso de drogas con fines lúdicos y los matrimonios entre personas del mismo sexo un fomento a la cultura de la muerte y no el reconocimiento de las garantías que debemos gozar los mexicanos. ¿Cómo entonces compondrán el tejido, cuando ni siquiera lo que es tejer?

PALABRA DE HONOR: El hijo del diputado Ulises Murguía Soto falleció el miércoles pasado después de que fue herido en un asalto en el Estado de México. El legislador es Presidente de la Comisión de Seguridad Nacional Bicameral (Diputados y Senadores). Desde el 9 de mayo estuvo hospitalizado luego del ataque. Ulises es muy estimado por la comunidad evangélica en esa entidad. Abrazo solidario.