Hora de hablar con el diablo
Por culpa de Trump, fue despedido un secretario de Estado y se puso en jaque a la canciller
Cumbre. El presidente Peña Nieto recibió a Donald Trump en Los Pinos el pasado 31 de agosto.El gobierno mexicano ha sido víctima de sus propias contradicciones. Por culpa de Trump, fue despedido un secretario de Estado y se puso en jaque a la canciller; luego se reconoció que el triunfo del republicano significaría un huracán de bastante intensidad
Juan Carlos Rodríguez y Francisco Pazos
La última vez que un republicano sacó a un demócrata de la Casa Blanca fue en enero de 2001. Por aquellos días, en México aún se percibía la euforia por el triunfo de Vicente Fox, quien acabó con siete décadas de predominio del PRI, hecho que se vio coronado con la distinción del recién electo presidente George W. Bush al seleccionar a México como destino de su primer viaje internacional.
Pero 16 años después, las posibilidades de un encuentro similar entre el presidente Enrique Peña Nieto y su homólogo estadunidense Donald Trump son remotas. La cadena de contradicciones en que han incurrido el mandatario mexicano y su gabinete al referirse al nuevo inquilino de la Casa Blanca, desde calificar su candidatura como “burda y grosera” hasta llamarlo “el diablo”, ha colocado a la relación bilateral en una posición muy incómoda.
El presidente Peña, por ejemplo, tras la visita del magnate a México, dijo: “Me sostengo en la necesidad de construir diálogo y de tender puentes de entendimiento ante lo que señala el candidato”, y añadió que no era “de esperarse que, en un primer acercamiento, Trump fuera a cambiar diametralmente sus posiciones respecto a México”.
El encuentro sui géneris, celebrado el 31 de agosto pasado en la residencia de Los Pinos, desató una gran indignación entre los mexicanos, que se sintieron traicionados y avergonzados por su mandatario.
Ante el escándalo, siguió una confrontación de declaraciones por redes y medios. El mandatario mexicano tuvo que decir por Twitter que en la reunión con el candidato republicano le dejó en claro que “México no pagaría por ese muro”. En respuesta Trump escribió en su cuenta que México sí pagaría y días después, añadió Trump que México aún no sabía que tendría que pagar por el muro. Más tarde el equipo del estadunidense, en voz de Rudolph Giuliani, reveló que Peña Nieto había roto los acuerdos de no hablar sobre el tema.
›En su carrera hacia la Casa Blanca, Trump tildó de “criminales” y “violadores” a los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, prometiendo construir un muro a lo largo de toda la frontera común, algo que reiteró en Los Pinos, y amenazado con cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Cuarenta y un días después, el 21 de octubre, en entrevista para el diario La Razón, Peña Nieto rectificó y reconoció: “Tomé una decisión muy acelerada”. Sin embargo, añadió, “el hubiera no existe y asumo la responsabilidad de la decisión y el costo que esto representó para el Presidente, para mi gobierno”.
La secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, también dio tumbos al referirse al nuevo presidente de Estados Unidos. El 1 de septiembre declaró que Donald Trump “es una amenaza a nuestra comunidad y a la visión de lo que debe ser la relación bilateral”. Once días después, el 12 de septiembre, reconoció “yo sugerí no recibir a Trump”.
Pero siete semanas más tarde dio un bandazo. El 4 de noviembre, durante una reunión con senadores de la República, la canciller matizó sus comentarios y declaró que la cita en Los Pinos con el republicano era “necesaria” y que la invitación se giró porque el presidente Peña “buscó privilegiar el diálogo”.
El secretario de Hacienda, José Antonio Meade —quien sustituyó en el cargo a Luis Videgaray, cerebro de la visita de Trump— no ha escapado de las oscilaciones discursivas. El 7 de septiembre, ya como titular de Hacienda, dijo que “México ganó con la visita” del republicano, con quien el presidente Peña hizo “buen uso del diálogo”.
Dos meses después, el 2 de noviembre, el secretario de Hacienda admitió que un triunfo de Trump “metería ruido” a la economía mexicana y que nuestro país tenía bases para afrontar una posible victoria del magnate. Esa visión fue compartida por el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, quien llegó a reconocer que la llegada de Trump al poder sería como “un huracán de bastante intensidad” y hasta auguró un “entorno tormentoso”.
❝ Me entregaré en cuerpo y alma a velar por los derechos, el bienestar y los intereses de los mexicanos (...) Cuando a México le va bien, a Estados Unidos también le va bien❞.Enrique Peña Nieto, presidente de México
Otro de los actores que ha dado de tumbos sobre Trump es el secretario de Economía Ildefonso Guajardo, quien el 8 de septiembre declaró que la visita de Trump no había tenido nada que ver en la renuncia de Luis Videgaray.
Sin embargo, el propio presidente Peña se encargó de contradecirlo 14 días después. En entrevista con Radio Fórmula, el 22 de septiembre, el mandatario admitió que “Luis (Videgaray), en el marco de esta visita, tuvo un gran desgaste. Sin duda fue un actor que se había involucrado en el arreglo que habíamos hecho con el equipo de campaña del candidato Trump”.
Guajardo, cuya cartera es pieza clave en el tema comercial México-Estados Unidos, soltó ese mismo 22 de septiembre que el gobierno mexicano debe estar preparado para “hablar con el diablo” en caso de que ganara Donald Trump.
Y hubo más contra Trump desde el gabinete. A finales de octubre, durante un evento organizado por el periódico El Financiero, el subsecretario para América del Norte de la cancillería, Paulo Carreño, al referirse a los cuestionamientos del entonces candidato republicano contra México, consideró que tiene un lado positivo: “Yo creo que en la próxima elección los mexicanos en ese país y los mexicoamericanos se van a ver mucho más actuantes. Y si ello fuera a causa del señor Donald Trump, bienvenida su burda y grosera candidatura”.
Ayer el presidente Peña Nieto aseguró que habló por teléfono con Donald Trump, lo felicitó por su triunfo y acordó reunir a sus equipos en los próximos días durante el periodo de transición, así como una reunión de ambos para abordar la relación bilateral.
“Se abre un nuevo capítulo en la relación de México y Estados Unidos que implicará un cambio, un reto, y también una oportunidad”, destacó el Ejecutivo en un mensaje.
Desde la oficina de Donald Trump, quien en el pasado se refirió a Peña nieto como “un hombre muy agradable”, nada se ha dicho sobre la charla y reuniones que sostendrían ambos personajes.
DATOS
Lo que Trump prometió contra México:
- Una revisión profunda de tratados comerciales estratégicos con México y Canadá
- Imposiciones de más de 30% para productos de empresas estadunidenses establecidas en territorio nacional y bloqueos económicos.
- Retener las remesas que los migrantes envían a México.
- Deportar a mexicanos ilegales
- Construir un muro en la frontera México-EU