Errático en su población objetivo, con presiones burocráticas que afectan su operación, con presupuesto insuficiente y sin biológicos necesarios cubrir los esquemas de vacunación, así funciona IMSS-Bienestar, el programa que atiende a personas sin seguridad social en zonas marginadas y que busca cubrir las carencias que dejó la inoperancia del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
Una ficha de evaluación realizada recientemente por el Coneval señala que “persiste el comportamiento errático en las cifras de las poblaciones lo que ocasiona problemas en la programación de acciones en salud y determinación de metas”. El problema estriba en que, a partir de este año, IMSS-Bienestar comenzó a atender a personas que estaban inscritas en el Insabi, organismo que sustituyó al Seguro Popular, pero nunca pudo operar a plenitud y que incluso fue rechazado por gobiernos estatales.
Cifras de Coneval refieren que en México hay 66 millones de personas que carecen de seguridad social y 35.7 millones sin servicios de salud. De ese universo, el IMSS-Bienestar se ha fijado la meta de atender a 11.6 millones, que son las personas que viven en las localidades más marginadas. Sin embargo, al cierre de 2021, el organismo sólo atendió a 7.2 millones, lo que equivale a 62 % de la meta y a casi la mitad de los mexicanos que atendía en 2018.
La ficha elaborada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) advierte que “las presiones generadas por el gasto en servicios de personal, la revisión del Contrato Colectivo de Trabajo y el Régimen de Jubilaciones y Pensiones, afectan la operación del Programa”; asimismo, consigna que “las asignaciones presupuestales son inferiores a las necesidades operativas”.
Para el año 2021, IMSS-Bienestar tuvo un presupuesto de 9 mil 471.27 millones de pesos, lo que arroja un promedio de mil 300 pesos por cada persona atendida. Asimismo, el programa tiene a su servicio 6 mil 300 médicos (600 menos de los que tenía en 2018), que laboran en 76 hospitales con 3 mil 700 camas (6 mil 300 menos que en 2018) y 240 incubadoras (las mismas que había al final de sexenio pasado).
A raíz de la pandemia, el órgano evaluador identificó que el IMSS-Bienestar “ha resentido consecuencias en salud por secuelas Covid-19 y aparición de enfermedades que se conviertan en pandemias”, lo mismo que “limitación de biológicos para los esquemas de vacunación” y “asignaciones presupuestales inferiores a las necesidades operativas”.
Quizá por ello IMSS-Bienestar ofreció en 2021 15.9 millones de consultas, cifra muy inferior a las los 25.6 millones que se llegaron a brindar en 2017.
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