Vendedores de espejitos
La salida de Iberdrola de nuestro país es un hecho que requiere deatención en el presente pero también sirve para mirar atrás y no cometer el mismo error

Habrá quien diga que es mejor que se vayan porque su costumbre es venir a México a abusar. Lo cierto es que la salida de la empresa española Iberdrola del mercado mexicano es una pésima noticia porque envía una señal de falta de confianza en el país, que llegará a los escritorios del todos los CEO de las empresas globales del mundo en un momento que México necesita inversión nueva y productiva, no especulativa, para poder crecer.
Iberdrola ya había hecho un gigantesco negocio cuando le vendió todas sus plantas chatarra a la Comisión Federal de Electricidad, manejada entonces por Manuel Bartlett. Sin admitir que había sido chamaqueado por los españoles, López Obrador presentó aquel mal negocio como el rescate de la industria electrica para la nación, cuando era una venta de cuentas de vidrio a precio de esmeraldas. Lo peor que podría hacer el gobierno hoy sería comprarle a Iberdrola los fierros que le quedan en México, al precio que los españoles quieran fijar.