Los empresarios de izquierda que quieren salvar a EU

25 de Abril de 2024

Los empresarios de izquierda que quieren salvar a EU

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La renuncia del CEO de Starbucks, Howard Schultz, y su apuntalamiento hacia la política lo convierte en la primera amenaza empresarial, a nivel político, contra Trump, y en la misma fila hay otros empresarios de izquierda liberal que sienten la reputación estadounidense en peligro

Mientras en México la elección presidencial ha traído al frente de la discusión el papel de los empresarios y si deben o no opinar de política —en Estados Unidos están un paso más en ese tema, como en muchos otros— y los empresarios no sólo están opinando de política, sino que están siendo y haciendo la política. Por si fuera poco, tener a Donald Trump en la presidencia, gran parte de la seducción que generó a su electorado fue la historia de éxito empresarial que construyó él mismo alrededor de una retórica propia victoriosa.

El tema de los empresarios en la política se ha vuelto coyuntural entre México y Estados Unidos, no sólo por la discusión en México sobre su papel fuera del sector empresarial y la relación entre directivos y políticos, sino por la reciente renuncia del CEO de Starbucks, Howard Schultz y su apuntalamiento hacia la política ante el espacio creado por Donald Trump. Schultz decidió desvincularse por completo de la gestión de la cadena de cafeterías Starbucks, al anunciar que el próximo 26 de junio renunciará a la presidencia de la compañía. Lo hace —explica en una carta enviada a los empleados de la compañía— para dedicarse a la filantropía y al servicio público. Este último detalle se interpretó de inmediato como el inicio de lo que podría ser su carrera política.

Desde hace tiempo, Schultz se ha expresado públicamente contra el gobierno de Donald Trump. Como muchos otros empresarios y directivos, Schultz considera que la presidencia de Trump está generando daños irreparables al país hacia el exterior y hacia dentro. En las muchas entrevistas que dio a los medios de comunicación, no confirmó su intención de contender por la presidencia, pero sí dejó en claro el contraste entre él y el magnate. Desde la experiencia internacional hasta el tamaño de la empresa, Schultz afirma que la experiencia empresarial de Trump no tiene nada que ver con la suya.

Mientras tanto, acepta sus intenciones, o no, de hacer frente políticamente a Trump, Schultz se convierte en la primera amenaza empresarial a nivel político para Donald Trump.

Son tres o cuatro años desde que los empresarios y directivos han comenzado a posicionarse abiertamente sobre temas políticos y sociales relevantes a la agenda estadounidense. Hay quien puede argumentar que fue Trump quien abrió las puertas y derrumbó las barreras que Ross Perot no pudo, previo a él, y otros tantos que murieron políticamente mucho antes del primer intento. Ya desde antes, Herbert Hoover puede ser considerado como el primer presidente empresario que tuvo Estados Unidos.

Pueden argumentar en ese sentido sobre el debate de empresarios en el poder sería hacer una tendencia de sólo dos presidencias. La gran y eterna pregunta acerca de si un presidente tiene que ser una suerte de CEO, no tiene que saber hacer de todo lo que se hace en la empresa, pero sí debe tener la capacidad de avanzar agendas y liderar los cambios y acciones necesarias para gobernar una nación.

Fuera del debate técnico sobre las necesidades y capacidades de un presidente, en Estados Unidos son varias las empresas que manejan recursos mayores a países en desarrollo. Yahoo, Visa, eBay, Nike, McDonalds, Apple y Google tienen ganancias por arriba del PIB de países como Madagascar, Congo, Ecuador y Paraguay, entre otros.

El debate en la actualidad sobre los beneficios del modelo neoliberal y el capitalismo en las diferentes naciones tiene que ver precisamente con el tamaño que han tomado ciertas empresas a nivel económico y las capacidades necesarias de un CEO para atender tanto a accionistas como clientes y consumidores.

Donald Trump ligó agresivamente al sector empresarial con el público a través de su gabinete. Ya de Michael Bloomberg, a Carly Fiorina a Mitt Romney a Ross Perot, diferentes empresarios han entrado a la arena de la política con diferentes resultados. Un buen empresario no garantiza el éxito en la política y viceversa.

Sin embargo, la relación entre ambos ha estado íntimamente ligada desde los inicios del país conocido como Estados Unidos. Empresarios y políticos han convivido íntima y públicamente desde hace años a través del cabildeo político.

›En las últimas cuatro décadas, las grandes corporaciones han aprendido a jugar el juego de Washington. Las empresas ahora dedican recursos masivos a la política y su participación a gran escala redirige cada vez más y restringe las capacidades del sistema político. La consecuencia es una democracia cada vez más incapaz de abordar problemas a gran escala, y una economía política que con demasiada frecuencia premia el cabildeo.

Antes de la década de 1970, pocas corporaciones tenían sus propios grupos de presión y las asociaciones comerciales que representaban el negocio no demostraban nada cerca del alcance y la sofisticación del cabildeo moderno.

Hoy, casi 50 años después, no se puede pensar en una empresa o industria que no tenga una representación pagada a nivel legislativo.

El anuncio de Schultz sobre su posible entrada a la política, deja en claro la nueva época que se vive al menos en Estados Unidos con la eficiencia empresarial trasladada al gobierno. A nadie le quedan dudas sobre la capacidad y desempeño de Schultz como fundador y CEO de la empresa. Nadie puede dudar de la complejidad que implica dirigir una empresa trasnacional del tamaño de Starbucks. Sin embargo, más allá del tema de las capacidades, las razones de liderazgo moral son las que han despertado el interés de muchos empresarios de izquierda liberal que sienten la reputación de Estados Unidos en peligro.